Y qué más identificaste o dedujiste de los hechos Lucha Reyes doy Corona al que responde bien si no responden bien sino no les dedico darme una respuesta rápida
Respuestas a la pregunta
La presencia de Lucha Reyes
A partir de 1928 Lucha Reyes emprendió por el sendero de la interpretación vernácula de manera solista. Un año después inició su mejor etapa como artista, creando un estilo personal y logrando sonados éxitos como "La Tequilera", "¡Ay Jalisco no te rajes!", "El Corrido de Chihuahua", "El Herradero", "La Panchita", "Traigo un amor", "Juan Colorado", "El Castigador", "Rayando el sol", "Caminito de Contreras" y más.
Lucha Reyes causaba tumultos en los lugares donde se presentaba. Colocada como el centro del escenario y con una botella de tequila en la mano, cantaba de manera espectacular. En cierto momento levantaba la botella y le daba un grueso trago que servía para sacar la voz cuando sentía que se le hacía un nudo en la garganta. En los últimos años de su vida, comenzó a buscar el alcohol como bebida esencial. En ocasiones su borrachera estaba tan acentuada que le impedía salir al escenario a pesar de ser la figura principal de la compañía y los espectáculos del empresario Paco Miller.
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El público que asistía con gusto a los teatros y a las carpas a disfrutar de sus actuaciones, sabía que para acentuar su característica voz rasposa acostumbraba, como parte de su presentación, tomar un grueso trago de tequila, pero esta afición en los últimos meses de su vida se le convirtió en una enfermedad que la estaba consumiendo, llevándola (en las dos semanas siguientes a la muerte de su ex suegra) a encerrarse en su recámara para tratar de soportar la tristeza, acompañada desde luego sólo con una botella de ardiente tequila.
Sin ganas de vivir
Lucha ya había perdido las ganas de vivir, sin importarle que su hija María de la Luz Martínez Cervantes, de once años de edad, también estuviera sufriendo viéndola como se destrozaba físicamente.
Pese a ello, el 23 de junio, las actitudes de la cantante hacían suponer que ya se estaba recuperando su ánimo de vida. Había dejado de beber y aunque su andar era con paso inseguro, su hija confiaba en que los diez días anteriores de tristezas habían terminado. Para Lucha, que con lentitud deambulada por el interior de su casa, contrariamente apenas empezaba su verdadera tragedia. Trataba de mantener la lucidez de sus pensamientos, que en momentos la hacían refugiarse en una silla o sillón en busca de reflexiones. Había llamado a su hija para mandarla a la botica en busca de un frasco de medicinas. María de la Luz nunca imaginó que esos barbitúricos servirían para que su madre pusiera fin a su existencia. Por el contrario, creía que los barbitúricos serían un remedio para aliviar ese amargo sufrimiento.3
Retrato de una tragedia
A las 13:00 horas del 24 de junio, Lucha Reyes (que aún mantenía vigente la pena por la pérdida de su ex suegra) se encontraba sola en su alcoba, sostenía el frasco con las pastillas que minutos antes le había comprado su hija. Destapó el recipiente, y una por una fue ingiriendo veinticinco de las cuarenta tabletas que contenía, mismas que al mezclarse con los residuos del tequila bebido en días anteriores multiplicaron su efectividad. Aún consciente de todo lo que hacía, colocó el frasco con el resto de las pastillas sobre una mesa, cerró los ojos y suspiró antes de acostarse para conciliar el sueño. Sabía de antemano que una vez que entrara el letargo jamás volvería a despertar. Empezó a buscar el descanso eterno que llegaría un par de horas después.
La escena mejor actuada de la artista
Habían transcurrido varias horas desde que Lucha entrara en agonía cuando su hija, sin imaginar la tragedia que se cernía en su hogar, comenzó a preocuparse de que no se despertara, sobre todo porque no era habitual que Lucha Reyes durmiera durante el día. María de la Luz aún era niña, pero alcanzaba a comprender que la situación en la que estaba su madre no era normal. Entró a la habitación donde estaba su madre y de inmediato detuvo su mirada en el frasco de barbitúricos que horas antes había comprado, pero al descubrir que el frasco estaba semivacío, comprendió que su madre había ingerido casi todos. Sumamente asustada sacudió a Lucha Reyes tratando de despertarla:
- ¡Mamá!, ¡mamá...! ¡Qué te pasa! ¡Despierta!
Su cuerpo flácido e inerte anunciaba como un relato macabro la proximidad de una irreversible tragedia: la muerte. María de la Luz salió de la casa presurosa en busca de sus tíos Carmen Reyes y Manuel Flores, quienes vivían a unas calles de distancia. Ante la gravedad que Lucha Reyes presentaba, de inmediato llamaron a una ambulancia de la Cruz Roja.
me identifique que la unica trajedia fua la de la separacion de mis papas