Religión, pregunta formulada por florangelamedinacruz, hace 10 meses

Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa (pierde su función de salar), ¿con qué la salarán? Ya no sirve para nada más que para ser tirada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad en la cima de una montaña. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre un candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras. Mateo 5,13-16.



¿Cuál es la función de la sal, de la luz y de la lámpara? ¿Qué sucede cuando estas funciones no son cumplidas? ¿por qué?

Respuestas a la pregunta

Contestado por rocibueno
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Respuesta:

Este pasaje bíblico es parte del sermón del monte, en el cual, el Señor Jesucristo estableció las normas del reino de los cielos, reino del cual Él es el Rey. En este caso, el Señor está utilizando la luz como una metáfora para hablar de uno de sus discípulos. Entre otras cosas, la luz sirve para alumbrar, para disipar las tinieblas, para guiar. De la misma manera, los discípulos de Cristo deben alumbrar, en el sentido de mostrar el pecado, de hacer notar la corrupción, de denunciar lo que no agrada a Dios. Así como cuando queremos ver si algo está sucio o limpio es necesario exponerlo a la luz, el creyente debe ser quien pone en evidencia lo que está espiritualmente y moralmente sucio. Del mismo modo, así como la luz disipa las tinieblas, por medio de su testimonio o su estilo de vida, los creyentes deben oponerse a todo lo que atenta contra la santidad de Dios. Así como la luz metafóricamente significa santidad, las tinieblas, metafóricamente significa impiedad, pecado. El creyente no puede vivir en pecado. La luz y las tinieblas no pueden permanecer en el mismo lugar al mismo tiempo. La luz también sirve para guiar. La vida del creyente debe ser como faro que guía a otros a la persona del Señor Jesucristo. Para que una persona pueda ser luz, es indispensable que esta persona tenga a Cristo en su vida como su Salvador, porque la fuente de la luz que irradia el creyente es la persona de Cristo. Hablando del Señor Jesucristo, Juan 1:4 dice: En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

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