Vicios y virtudes del mito de Aracne la tejedora y Atenea
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En la mitología grecorromana, Aracne (del griego ἀράχνη, ‘araña’) fue una gran tejedora que alardeó de ser más habilidosa que la diosa Atenea, que tiene su equivalente en la romana Minerva, diosa de la artesanía y la sabiduría. Minerva, ofendida, entró en competición con Aracne, pero, según cuenta Ovidio, no pudo superarla. Además, el tema elegido por Aracne, los amores de los dioses, fue ofensivo, y Minerva la transformó en una araña
Explicación:
Aracne era la hija de Idmón de Colofón, un tintorero que teñía la lana con púrpura de Tiro. Era famosa en Hipepa (Lidia), donde tenía su taller, por su extraordinaria habilidad para el tejido y el bordado.
Las alabanzas que recibía terminaron por subirse a la cabeza de la joven, que acabó tan engreída de su destreza como tejedora que comenzó a afirmar que sus habilidades eran superiores a las de Atenea, la diosa de la sabiduría y la guerra además de la artesanía. La diosa se enfadó, dio a la joven Aracne una oportunidad de redimirse. Adoptando la forma de una anciana, advirtió a Aracne que no ofendiese a los dioses. La mortal se burló y propuso un concurso de tejido en el que pudiera demostrar su superioridad. Atenea se quitó el disfraz y el concurso comenzó.
Atenea tejió la escena de su victoria sobre Poseidón, que inspiró a los ciudadanos de Atenas para bautizar la ciudad en su honor. Según el relato latino de Ovidio, el tapiz de Aracne representaba veintidós episodios de infidelidades de los dioses disfrazados de animales: Zeus siendo infiel a Hera con Leda, con Europa, con Dánae y con otras.
Atenea admitió que la destreza de la joven era perfecta, pero se enfadó mucho por la irrespetuosa elección del motivo. Perdiendo finalmente los estribos, la diosa destruyó el tapiz y el telar de Aracne golpeándolos con su lanzadera, y también golpeó en la cabeza a la joven. Aracne, que advirtió su insensatez, quedó embargada por la vergüenza, huyó y acabó por ahorcarse.
En el relato de Ovidio, Atenea se apiadó de Aracne. Roció la soga con jugo de acónito, haciendo que ésta se convirtiera en una telaraña y transformando a la propia Aracne en una araña.
La historia sugiere que el arte de tejer tenía su origen en la imitación de la labor de las arañas y que había sido desarrollada en Asia Menor.