valores de la patriotica costaricense
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Respuesta:
La melodía La Patriótica Costarricense es tan tica como el gallo pinto, pero su letra es tan cubana como el congrí, según se deriva de una investigación histórica sobre el libertador caribeño Antonio Maceo y la influencia de Cuba en la Costa Rica del siglo XIX.
En un trabajo de indagación que ya le ha consumido seis años, el periodista Armando Vargas Araya descubrió el texto original y al autor del canto cívico más enraizado en la conciencia popular. Hasta hoy, a los escolares se les enseña que la letra es de creación desconocida y poco se dice del compositor que aportó la música con que la cantan, emocionados, miles de ticos.
Pero la verdad es que el creador de La Costarricense, denominación original de la música de La Patriótica, es el maestro Manuel María Gutiérrez, autor también de los acordes del Himno Nacional. Gutiérrez la estrenó en 1862 como marcha, pero en un santiamén la melodía se abrió camino propio al ritmo de vals.
También se conoció en el siglo pasado una versión en ritmo de mazurca, bajo el título de Vieja costarriqueña.
De palmas y goces
Los versos de La Patriótica con frecuencia han sido objeto de variadas dubitaciones. Tres casos de esas inquietudes son, por ejemplo, las referencias que contienen sobre la sabana, la palma y la percepción de los pobladores acerca de la cultura europea.
* "A la sombra nací de tu palma...". En nuestro territorio se dan la palmera del coyol, en las bajuras de Guanacaste; el cocotero, cultivado en ambas costas pero sobre todo en el Caribe; la súrtuba del palmito, que se localiza en las montañas, y la palmera del pejibaye. Pero muy poco se conoce la palma real (Oreodoxa regia), emblemática de Cuba.
* "Tu sabana corrí siendo niño...". Las grandes extensiones planas, sin vegetación arbórea, se denominan de dos formas en Costa Rica: llanura, como en San Carlos, o a la manera suramericana, pampa, típico de Guanacaste. Según Vargas Araya, "sabana es término que procede de la lengua taína, que hablaban los aborígenes de Cuba, al igual que tabaco, barbacoa y muchas más".
* "Yo no envidio los goces de Europa". En rigor, entre 1845 y 1886 la Costa Rica del auge cafetalero experimentó una gran dependencia económica de Inglaterra, "y unos más, otros menos, los ticos todos querían ser europeos blanquitos. Europeos son la estatua de Juan Santamaría, el Monumento Nacional y el Teatro Nacional", dice Vargas.
No resulta aventurado, entonces, deducir que hay inspiración foránea en la letra.
En algún momento, la paternidad de los versos quiso ser atribuida a José Augusto Mendoza, periodista y músico español que llegó al país en 1830, según versión que recogió Manuel Segura Méndez en la obra La poesía en Costa Rica.
Mendoza redactó algunos editoriales de La Gaceta, así como discursos y manifiestos del presidente Juan Rafael Mora, y bajo el seudónimo Faust, publicó Recuerdos de Costa Rica, álvaro Acuña y otras piezas musicales. Mas nunca se documentó la conjetura de que fuera el autor de La Patriótica.
Quizá dicha suposición, impresa por la Editorial Costa Rica en 1963, fue usada como apoyo documental por el Ministerio de Educación Pública que en 1992 publicó Himnos de la Patria: versión oficial. Ahí se lee: "Después de varias investigaciones se ha logrado identificar esta canción como obra del compositor Manuel María Gutiérrez, y suletra como obra del poeta José Moendoza... destinada a motivar el fervor patriótico de los soldados del ejército costarricense en 1856". Y agrega: "Su profundo significado, de inspirado nacionalismo, nos obliga a considerarla como patrimonio sagrado, de gran valor artístico y patriótico". Deplorables resultan el sigilo sobre las "varias investigaciones", así como el mutismo en torno al "inspirado nacionalismo". Mas con todo eso, en 1997 el egregio profesor don Carlos Luis Altamirado argŸía en el capítulo "La patriótica Costarricense" de su libro Los símbolos nacionales de Costa Rica: "No existen aún pruebas o documentos fehacientes para atribuir... la letra, adjudicada a José A. Mendoza".
El hallazgo
Vargas Araya relata que en un viaje de negocios a Río de Janeiro, una noche curioseaba en la habitación del hotel el libro Figuras cubanas del siglo XIX, de Salvador Bueno, cuando de pronto sus ojos se posaron sobre unas palabras atribuidas a un tal Santacilia, quien las habría escrito en una celda, poco antes de salir hacia España, el 25 de enero de 1852, como parte de la poesía A un ruiseñor:
...Cuba, Cuba, mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores,
cuyo cielo de puros colores
densa bruma jamás ocultó;
yo en tu suelo nací venturoso,
tú abrigaste mi cándida infancia,
y por eso mi eterna constancia
adorarte por siempre juró...
A partir de ese instante, Vargas Araya inicia una búsqueda pormenorizada para tratar de identificar a Santacilia y el poema completo.
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