unitarios y federales ¿por que aun después de tantos años el territorio seguia en crisis?
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Federales y unitarios, iniciativas y disputas en el marco de la Convención Nacional de Santa Fe
HERRERO FABIÁN
Para citar este artículo
Con la renuncia de Bernardino Rivadavia, en junio de 1827, se desploma la experiencia de la Presidencia, luego de atravesar la línea de fuego de varios conflictos que tuvieron una altísima intensidad pública, entre ellas la oposición abierta y hostil de algunas provincias a someterse a los dictados de una nueva Constitución —que en gran medida las subordinaba al Poder Ejecutivo Nacional— y a las alternativas que ofrecía la contienda guerrera con el Brasil, en la medida que las resoluciones alcanzadas a partir de las negociaciones diplomáticas fueron percibidas como muy insuficientes, tanto por amplias franjas de las poblaciones locales —que padecieron directa o indirectamente sus efectos— como por el ejército combatiente.1
Los años que corren desde esa abrupta caída hasta el enfrentamiento que hacia 1830 protagonizan la Liga Federal y la Liga Unitaria no resultan, por cierto, un territorio historiográfico fértil. Sin embargo, hay por lo menos dos imágenes que aparecen en algunas descripciones del periodo. Para sintetizar, podríamos decir que para algunos historiadores de tendencia liberal es un tiempo casi vacío y donde no se aprecian cambios de significación. Las unidades provinciales no vuelven a imponer ningún criterio de organización de poder y la llamada Revolución decembrista de 1828 constituye el botón de muestra de una situación que no presenta a simple vista una definición política concreta. Es un tiempo de vacío de poder y de incertidumbre política. Otra mirada, más optimista, es la que postula que por esas jornadas sí se abrió un nuevo intento institucional para reorganizar a las provincias, el cual podría cifrarse tanto en la realización de pactos interprovinciales como en la iniciativa de la Convención Nacional reunida en Santa Fe, al mismo tiempo se destaca en esta escena una clara supremacía federalista que hace posible el recorrido de ese camino. Esta es la interpretación de algunos historiadores, que bien puede evocar los nombres de José Busaniche y Emilio Ravignani (vinculados ciertamente a la historia política e institucional), quienes ponen especial énfasis en la activa participación de los gobiernos provinciales en ese proceso de reconstrucción del poder.