Religión, pregunta formulada por braiham, hace 20 horas

Una sociedad podria desarrollarse sin necesidad de catalogar las cosas como buenas o malas​

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Contestado por retoyolanda1
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A lo largo de la época moderna se han formulado e intentado numerosos proyectos de cambio social, económico y político tendientes a crear una sociedad más justa, o una civilización más humana. Tales intentos han alcanzado ciertos niveles de desarrollo interesantes, son preciosos en cuanto testimonio de la posibilidad de otra economía y de otra política, éticamente superiores a la capitalista y estatista. Pero no han podido hasta ahora convencer de que sean también más eficientes desde el punto de vista de la satisfacción de las necesidades humanas individuales y colectivas, o que sean suficientemente realistas en cuanto a su viabilidad y permanencia en el tiempo. De hecho tales proyectos no han logrado prevalecer ni consolidarse a nivel suficientemente general como para convencer de sus reales ventajas y conveniencia para todos.

Una de las principales críticas que se hacen a estos proyectos de cambio y creación de nuevas formas y estructuras sociales es que no tienen en cuenta a los seres humanos tales como son, con sus complejas necesidades, aspiraciones y deseos, por lo cual serían en definitiva proyectos utópicos, que están destinados a fracasar por no basarse en una comprensión realista de la "naturaleza humana".

Y en efecto, es esencial la cuestión de la "naturaleza humana" cuando se trata de proponer la creación de una nueva economía, de una nueva organización política y de una superior civilización. Cualquier proyecto de sociedad que suponga la participación libre de las personas en su construcción, debe ser realista respecto a los comportamientos que se puedan esperar de los individuos y grupos en lo que se refiere a su disposición al trabajo, las opciones de consumo, el deseo de poseer y acumular, la voluntad de participación en organizaciones y comunidades, etc. En síntesis, se requiere una correcta comprensión de las necesidades, aspiraciones y deseos de las personas, en correspondencia con la que sería la "naturaleza humana".

Es evidente que toda concepción económica y política suficientemente coherente debe fundarse en alguna filosofía o antropología, que incluya un particular modo de entender las necesidades humanas. Así, la economía y la política liberales se fundamentan en una manera positivista de comprender a los seres humanos y sus necesidades. Según dicha concepción, no existiría en realidad una esencia o naturaleza humana común a todos los hombres, sino solamente individuos que son como se comportan y muestran empíricamente, con toda su diversidad y diferenciación, cada uno provisto de aquellos intereses, necesidades, deseos y características que ponen de manifiesto en sus actuaciones y en sus mutuas relaciones. La sociedad como tal tampoco existiría como un todo orgánico, siendo no otra cosa que el conjunto de los individuos interrelacionados e interactuando concretamente en territorios determinados, efectuando unos con otros intercambios y contratos que configuran los mercados, y dando lugar a un orden político en base a relaciones de fuerza y a acuerdos, pactos y convenciones sociales y jurídicas.

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