Religión, pregunta formulada por riveriaarias, hace 7 meses

Una Reseña critica de ecumenismo

Respuestas a la pregunta

Contestado por nicolleagudelo33
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Ecumenismo es la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos, es decir, la unidad de las distintas confesiones religiosas cristianas «históricas», separadas desde los grandes cismas. Del griego antiguo «οἰκουμένη» (oikoumenē, aunque se pronuncia (en griego moderno) ikuméni, “tierra habitada”). Si bien el término «oikoumenē» se utilizó desde los tiempos del Imperio Romano para expresar la totalidad de las tierras conquistadas, el mundo como unidad, en la actualidad la palabra «ecumenismo» tiene una significación eminentemente religiosa, y es usada para aludir a los movimientos existentes en el seno del cristianismo cuyo propósito consiste en la unificación de las distintas denominaciones cristianas que se hallan separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de práctica.

El ecumenismo es diferente del diálogo interreligioso; este último consiste en la búsqueda de cooperación entre diferentes religiones (tanto las religiones abrahámicas —judaísmo, cristianismo e islam— como otras).1​2​3​

En el sentir de numerosas personalidades cristianas del último siglo, el ecumenismo constituye un camino de superación de las divisiones entre los cristianos, en orden al cumplimiento del mandato de Cristo: «[...] que todos sean uno [...]» (Juan 17, 21).4​

Origen del término «ecumenismo»

El término «ecumenismo» proviene del latín, «œcumenicus» y del griego, «οἰκουμενικός» (oikoumenikós) y éste a su vez de «οἰκουμένη» (oikoumenē), que significa "poblada", con el sentido de “lugar o tierra poblada como un todo”. El término ya era usado en el Imperio Romano para referirse a la totalidad de las tierras conquistadas. Sin embargo, en la literatura de la época romana el término tenía un significado político-imperial que superaba el sentido geográfico: implicaba «el mundo como unidad administrativa, el Imperio Romano».5​

Breve historia del movimiento ecuménico

Primera etapa (1910-1937)

El movimiento ecuménico estuvo marcado por diversos hitos. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes:

En 1908 Spencer Jones y Paul Watson, dos episcopalianos estadounidenses, lanzaron la Church Unity Octave (Octavario por la Unidad de la Iglesia), que tuvo una excelente acogida inicial en el mundo anglicano. Nueve meses después, el pastor Paul Watson se convirtió al catolicismo. El octavario se convirtió pronto en un instrumento de apostolado en manos de la jerarquía católica de aquel tiempo, con el fin de bregar por la conversión de los cristianos no católicos al catolicismo cual si se tratara de un mero «retorno» al seno de la Iglesia católica. La Iglesia anglicana dejó de realizar ese octavario y transcurrió más de una década hasta que, en 1921, el mismo Spencer Jones lo sustituyó por la Church Unity Octave Council, con un sentido de búsqueda de la unión entre la Iglesia anglicana y la católica.

En 1910 se realizó la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo, considerada el punto de partida oficial del movimiento ecuménico. En esta Conferencia se creó un Comité de Continuación del que surgiría posteriormente el Consejo Misionero Internacional. Charles Brent propuso la creación del movimiento Fe y Constitución, con Robert Gardiner como secretario, conformando así un Comité de Continuación de esta iniciativa.

En 1914, Robert Gardiner envió una carta de invitación en latín al cardenal Pietro Gasparri. El papa Benedicto XV contestó que se consideraba a sí mismo como la fuente y la causa de la unidad de la Iglesia[cita requerida].

En 1916, el papa Benedicto XV mediante el Breve Romanorum Pontificum6​, concedió indulgencia plenaria a todos los que en cualquier lugar de la tierra, desde el 18 de enero -en que se celebraba la Cátedra de San Pedro- hasta el 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo, rezasen por la unidad de la Iglesia utilizando una oración difundida en los Estados Unidos y que había sido bendecida por Pío X, aprobada por los obispos de aquel país.

En 1918, el obispo luterano Nathan Söderblom se acercó a numerosos clérigos católicos para invitarles a hablar de la paz.7​ Se efectuó una reunión de Upsala, en el mes de septiembre. Gasparri no se tomó la cuestión como algo serio.

En 1919, una delegación de obispos episcopalianos se acercó a diversas iglesias europeas. Al llegar a Roma, los recibió Benedicto XV, quien les dijo que la única unidad posible se encontraba en su retorno a la Iglesia católica.

Contestado por RODRIGO945
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Respuesta:

El cardenal Walter Kasper --actual presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos-- al hablar de ecumenismo y su objetivo lo define como la unidad de la Iglesia en la fe, en los sacramentos, sobre todo en la común celebración de la eucaristía, y en el ministerio jerárquico.

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Etimológicamente, la palabra ´ecumenismo´ viene del término griego ´oikoumene´, que significa ´universal´. Aplicado a nuestro caso significa el movimiento que trata de reunir a todas las Iglesias cristianas de cara a la evangelización del mundo. El ecumenismo es una marcha hacia la unidad por la oración, la renovación o conversión y el diálogo para la misión.

La finalidad del diálogo ecuménico es la plena comunión de las Iglesias divididas actualmente. Llegar a cumplir la voluntad de Cristo de que todos sus discípulos sean uno. Creyentes todos en Jesús, los cristianos lo confiesan como el Hijo de Dios y el hijo de María, verdadero Dios y verdadero hombre. Sintiéndose ya unidos por lazos muy fuertes, aunque todavía imperfectamente desde el punto de vista eclesiológico, buscan la plenitud eclesial, aun sabedores que se mantendrán las ricas diversidades eclesiales con otras experiencias venidas también del Espíritu Santo.

¿Qué Cristianismo es el que desea hoy evangelizar en un mundo indiferente a lo religioso? ¿Será un Cristianismo dividido, como ha sido habitual en la historia? ¿Qué confusiones pueden proceder de escuchar las distintas versiones de su doctrina?

En esto quiero recordar que la base bíblica del ecumenismo es la petición de Jesús al Padre para que "todos sean uno". "Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado" (Jn 17, 21). En nuestra unidad --que no quiere ser uniformidad-- se juega nuestra credibilidad y nuestra pretensión de ser la religión en la que la revelación ha llegado a su plenitud en Cristo.

"La división contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura" (Juan Pablo II, Ut unum sint, 6) (UUS). Hay otra cuestión que nos está exigiendo un compromiso serio a favor del ecumenismo, y es el diálogo con las otras religiones. Pero ¿qué retos plantea el diálogo interreligioso al ecumenismo? a) En primer lugar el esfuerzo por la renovación del concepto de misión. Es decir, de dar el salto de ir allí no solamente para que los otros se conviertan, sino también para reconocer y aprender de los otros. Y b) Reconciliación para un testimonio común. La clara vocación evangelizadora choca con la escucha del mensaje que deseamos transmitir, que es Jesucristo.

Esto lo puso bien claro la segunda Asamblea ecuménica europea de Graz (1997), que tenía como lema ´Reconciliación: don de Dios y fuente de nueva vida´.

Dice así: "Confesamos juntos ante Dios que hemos oscurecido la unidad por la que oró Cristo. Hemos presentado al mundo el espectáculo indigno de una cristiandad desgarrada por las divisiones. Esta es una fatal consecuencia del hecho de que a través de la historia se han sacado diferentes conclusiones para la vida de nuestras iglesias. Esto ha llevado con frecuencia a mutuas acusaciones, condenas y persecuciones. De esta manera, la credibilidad de nuestro testimonio cristiano común se ha debilitado".

Al final de esta breve reflexión, quisiera evocar la memoria de uno de los cristianos que más ha aportado al tema del diálogo ecuménico, me refiero al dominico P. Jean-Marie Tillard. Cuenta éste teólogo canadiense, recientemente fallecido, que un amigo suyo le comentó una vez: "Amigo Tillard, en nuestro universo usted desperdicia su tiempo y sus energías; sus disputas ecuménicas, sus diálogos en todas las direcciones, no son más que un sueño... Tal vez -respondió Tillard-, pero los sueños tienen el poder de transformar el mundo si se los cree. Los cristianos están convencidos --y no son los únicos-- de que el diálogo encuentra aquí su sentido. Un sueño loco, pero que en su fragilidad, alcanza lo que la carta a los Efesios dice de la cruz, ella también es locura, locura....¡de Dios!"

Así pues, el padre Tillard, poco antes de morir, estaba convencido que los sueños tienen el poder de transformar el mundo si se los cree.

La unidad no la podemos hacer nosotros, la unidad es un don del Espíritu, a quien debemos orar para que la unidad entre todos se haga posible.

Explicación:dame corona:D

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