Una noche me retiraba a mi casa, cuando Alejandro corrió, me dio alcance, me presentó a un amigo suyo y me pidió conversara con él Gabriel, el amigo, subió a mi auto con cierto recelo. Lo veía nervioso, lo animé a conversar conmigo. Después de algunas cosas intrascendentes comenzó a decirme: “¿Sabe profesor? He venido solo por acompañar a Alejandro, él es un buen amigo; pero cuando estuve con el grupo que se prepara para su Confirmación, me dio envidia tanta alegría, sus cantos, sobre todo su compañerismo… se preocupan de otros…
Profesor, Usted hablo hoy de Cristo y me gustó cómo lo presenta a los jóvenes; pero yo no sé, nunca fui a la Iglesia, siempre he sido dueño de mí mismo. Desde que me abandonó mi padre, siempre anduve con mis amigos por la calle… Se quedó callado… ¿Sabe? Me dijo después de un momento, usted me inspira confianza y le voy a contar algo: “Yo en mi vida, siento que he caído muy bajo, a veces me parece que estoy hundido en el barro; imagínese todo de mí, menos que sea “gay”. Siempre he querido aturdirme en el alcohol, en los bailoteos, hasta un día que todo me salió mal, me fui con una barra brava a tirar piedras y romper parabrisas de autos. Un día estuve con unos amigos que querían violar a una chiquilla que esa noche pasaba sola por el parque. Les invité unas cervezas para que no lo hicieran. Creo que eso es lo único bueno que he hecho en mi vida. Fiestas, alcohol, sexo, libertad, ya me canso. En el fondo me siento solo, siento mucha amargura y vergüenza de mí mismo…” Se le cayeron unas lágrimas y me dijo: gracias por escucharme. Se quería bajar del auto. Yo solo tenía la Biblia que uso para mis conferencias, se la presté, así estaría obligado a verme otro día, para devolverla, le puse la marca en la Parábola del Hijo Pródigo y me despedí dándole mucho ánimo.
El jueves siguiente me esperaba sonriente y solo me hizo esta pregunta ¿Cree usted que yo también pueda volver como el hijo pródigo? Lo abracé y solo le dije: “Entra a la clase y verás” … Cambié el tema de mi charla y esa tarde hablé de la conversión y del amor del Padre Eterno. Los otros jóvenes se miraban unos a otros extrañados, pues estaba repitiendo un tema ya explicado, pero se interesaron. Solo Alejandro y Gabriel sabían por qué su profesor repetía el tema.
TRABAJA PERSONALMENTE Y RESPONDE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
¿Qué papel desempeña el conferencista en este testimonio de vida, cuál es su mensaje?
¿Con cuál de estas personas te identificas? ¿Por qué?
¿Crees que es necesario saber escuchar a los demás. ¿Cuál sería tu actitud frente a este caso?
¿Con qué persona puedes contar para que te aconseje en los momentos más difíciles de tu vida, para que te apoye en el cambio de vida positivo? ¿Por qué?
Lee la cita bíblica de Lucas 15, 11-32. Analízala y saca tus propias conclusiones para compartir con tus compañeros de aula.
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No se
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XD que historia más XD
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