UNA CARTICA DIRIGIDA A LOS MAYAS DONDE LES AGRADECES POR SUS APORTES A LA CIENCIA Y A LA CULTURA.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Ciertamente, habrá que continuar incentivando políticas materiales concretas como las de empleo y vivienda para los jóvenes y también para los colectivos vulnerables, pero si aceptamos que sentirse miembro de la sociedad trasciende lo que en otras épocas había representado la independencia que da el acceso al mundo del trabajo, hay que pensar otras estrategias de incorporación. Algunas ideas a tener en cuenta pueden ser:
Se hace necesario atender las necesidades no materiales de las personas. Estar incorporado es sentirse útil, ser tenido en cuenta y sentir que no se es prescindible por los demás. En este sentido, las prestaciones sociales pueden ser de ayuda para cubrir necesidades materiales, pero no contribuyen necesariamente a sentirse miembro activo de la comunidad si no se plantea de forma explícita el sentido de participación y de pertenencia.
Es imprescindible la construcción de tejido social que lleve a una comunidad integradora. Hay que recuperar la dimensión humana del territorio y del barrio como espacio simbólico para la construcción de vínculos entre todas las personas que lo configuran. La sociedad se humaniza en el momento en que reconoce los rostros y las historias de sus habitantes, en el momento en que la frialdad del anonimato deja paso al conocimiento y la comprensión recíproca entre personas y juntas construyen este espacio común de convivencia. Todos los colectivos tienen debilidades, y solo pueden superarse desde la seguridad de una red social inclusora donde todo el mundo recibe y todo el mundo da.
La construcción social debe hacerse desde la corresponsabilidad y la voluntad de incluir a todos los sectores que la configuran. Es conveniente dejar de mirar exclusivamente desde el déficit e identificar las potencialidades que todos los grupos pueden aportar: la sabiduría y la perspectiva de las personas mayores; la formación, la fuerza y ​​la creatividad de las personas jóvenes; el conocimiento y la experiencia de las personas activas, la imaginación y el sentido común de los niños o las miradas desde todas las perspectivas posibles, ya sean culturales, de género o de posición social.
Esto implica aceptar una posición de igualdad, no jerárquica, que permita pensar políticas y acciones inclusoras satisfactorias para todos, sea cual sea el papel o el rol que ocupa en la sociedad. Hacer una sociedad con todos y para todos requiere superar una perspectiva paternalista centrada en una figura hipotéticamente bien posicionada que hace políticas para los demás. La construcción de comunidad debe basarse en actitudes de respeto, de confianza y de aceptación que pone la mirada en lo que construimos juntos.
Finalmente, la formación y la cultura deben seguir siendo elementos imprescindibles para el bienestar de las personas y de los pueblos, pero no deben verse solo desde el punto de la aplicabilidad o la empleabilidad, sino que se les debe dar valor por sí mismas, por lo que aportan de perspectiva, de sensibilidad y de madurez para comprender y cuidar nuestro mundo.
La juventud debe tener un papel muy relevante en este proyecto colectivo abierto y dinámico, porque representa la esperanza de un futuro mejor. Tenemos el deber de darle todo el apoyo y de crear las condiciones para que esto sea posible.