una carta al presidente sobre la pandemia del covid-19
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:Respetado Señor Presidente:
El propósito principal de esta comunicación es agradecerle por su
liderazgo en la velocidad y la audacia de las medidas emprendidas por su
Gobierno en la crisis generada a raíz de la pandemia de Covid-19.
Las EPS y las empresas de planes voluntarios de salud representadas en
ACEMI cuidan la salud de más de 26 millones de colombianas y
colombianos, y es en nombre de ellas y ellos, y de todas nuestras
trabajadoras/es, que expresamos nuestra gratitud. En esta crisis COVID
19, sin precedentes en la historia moderna, que le ha planteado un
desafío inédito al mundo entero, Colombia tiene la tranquilidad de que
desde la Jefatura del Estado se están tomando con firmeza, convicción y
total confianza en la ciencia y en la experiencia, decisiones que sin duda
ya han salvado miles de vidas.
Somos plenamente conscientes de la dificultad de cada decisión, de los
costos enormes que cada una conlleva. Al revisar en su conjunto los 26
decretos dictados en desarrollo de la Emergencia Económica, las medidas
sanitarias y las de orden público, percibimos un trabajo coordinado entre
todos los sectores, en el que se prioriza la salud y la vida, sin perder de
vista la importancia de paliar los costos de la hibernación económica,
sobre todo para los más vulnerables. Respecto de las decisiones ya
tomadas, y las que se van a tomar, a sabiendas de que se han basado y
se basarán en la mejor información científica disponible y en los
principios de defensa de la vida y la salud como criterio rector, cuenta
usted con el apoyo del sector salud, y de los líderes de todas las empresas
agrupadas en este gremio. Estamos a su entera disposición para aportar,
en el momento en el que usted lo estime pertinente.
Las EPS han adoptado, y están implementando, a un ritmo sorprendente,
cambios en su forma de operar, con el propósito inmediato de despejar
espacio, infraestructura y recursos para la atención de la emergencia.
Han virtualizado buena parte de sus operaciones y han incrementado los
servicios de telemedicina (para descongestionar y reducir
desplazamientos), de atenciones domiciliarias y de suministro en casa de
medicamentos, priorizando a los adultos mayores, a los pacientes
crónicos y de alto costo y a los trabajadores de la salud. La emergencia
propició la aceleración de esos cambios, pero cuando ella pase, quedará
un sistema de salud más ágil, más eficiente, más sabio en el uso de las
nuevas tecnologías al servicio de los usuarios.
El COVID-19 es una catástrofe global que nadie pudo o supo prever, es
quizá el mejor ejemplo de eso que la literatura económica reciente ha
llamado un “cisne negro”. Por eso, los cálculos de primas y de
presupuestos rutinarios que el estado colombiano hizo para financiar el
sector salud en el 2020 no incorporaron en sus cálculos los costos para
atender esta emergencia. El primer caso apenas se conoció a finales de
diciembre de 2019, y la OMS solo lo declaró pandemia en marzo del 2020.
Ni siquiera cabe aquí hablar de una desviación de siniestralidad, porque
no se trata de un aumento inusitado de frecuencias o de un incremento
de los costos de siniestros previsibles, sino de un riesgo completamente
novedoso, hasta hace pocos meses desconocido para la humanidad.
El gobierno viene haciendo esfuerzos muy importantes para dotar de
liquidez al sistema, a través por ejemplo del anticipo de los pagos
mensuales previstos para cubrir los servicios que están por fuera del plan
de beneficios, y la aceleración de la implementación de la ley de punto
final. Estas medidas permiten al sector “organizar mejor la casa” y estar
más sólido para enfrentar la crisis.
Pero no cabe duda que la crisis misma requiere de inmensos recursos
nuevos y frescos, que no encajan dentro de la arquitectura tradicional
del aseguramiento. El solo tema de las incapacidades, o la reducción
inevitable de las cotizaciones a salud asociadas a la nómina, son apenas
dos ejemplos de la forma como la pandemia torna en insuficientes las
categorías tradicionales que gobiernan nuestro sistema de salud.