una carta abierta para los candidatos keiko y pedro castillo
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Los peruanos acuden este domingo a las urnas con miedo por partida doble. El país vive su peor momento de la pandemia, con los hospitales colapsados, el mayor número de muertos diarios, más de 300 según las cifras oficiales, y un número indeterminado de enfermos tratándose (y muriendo) en las casas. Se une además la incertidumbre por el panorama electoral más abierto que se recuerda en Perú. Hasta seis candidatos se mantienen con opciones de pasar a la segunda vuelta. Ni un solo nombre supera el 13% en estimación de voto y la distancia entre los seis primeros es mínima. Como si se tratara de una maratón, los aspirantes se han ido relevando el primer puesto sin llegar a despertar la más mínima ilusión entre el electorado. Los votantes eligen tan desencantados que el tema favorito de conversación es elucubrar sobre cuánto puede durar el próximo presidente. Un país que en 10 días tuvo tres presidentes el pasado noviembre sabe lo efímero que puede llegar a ser un mandato.
El miedo al contagio ha complicado las primeras horas de la votación y tres horas después de haber abierto los colegios, más de un 20% de las mesas electorales seguían cerradas. Muchas personas a las que les había tocado ser miembro en ellas han optado por pagar una multa (220 soles, unos 50 euros) antes que exponerse ante tanta gente. A lo largo de la mañana, las mesas se han ido rellenando con voluntarios que acudían a las colas para votar y han acabado sentados con mascarilla y pantalla facial para una jornada que se espera que se prolongue unas 12 horas.