Castellano, pregunta formulada por Xingchiu777, hace 3 meses

Un texto narrativo de 100-150 palabras sobre un viaje​

Respuestas a la pregunta

Contestado por dylanariasjosue
3

Respuesta:

Si hay un viaje que me ha transformado ese ha sido el tripada que hicimos por las Montañas Rocosas de Canadá. La naturaleza me ha entusiasmado desde pequeña pero la sociedad hace que nos vayamos desnaturalizando con el tiempo y rompamos esa conexión con el «yo salvaje» que todos tenemos dentro.

Un atardecer, a orillas de Maligne Lake, un lobo se cruzó en nuestro camino. Las antiguas naciones originarias de Canadá, esas pequeñas tribus indígenas que convivían en total armonía con la naturaleza, tenían la creencia de que esto era una señal para vivir tu vida más libre, con más intensidad y pasión y confiando en tus instintos. Seguir ese camino que quizás tu mente no conoce, pero tus instintos más primarios sí.

El lobo nos miró a los ojos, sin miedo y después desapareció entre las sombras de los pinos. No había duda. Había que deshacerse de las ataduras, acercarse al calor de quien realmente quieres y vivir una vida plena, libre de correas y cadenas.

Desde entonces nada ha vuelto a ser igual, la chica que se fue a Canadá de vacaciones nunca más volvió. Mi nuevo yo ahora vive rompiendo poco a poco cadenas, tal y como su hermano lobo le enseño. Cada día un poco más libre y real.

Fue el espacio para llenarme de nuevas experiencias, entender las cosas que me apasionaban, y me ayudó a saber qué haría con mi futuro. Y conocer maravillosas personas, culturas y lugares.

Fue el momento en que decidí convertirme en un emprendedor 100% y levantar Faro Travel. Un proyecto por el que hoy me desvivió y me hace muy feliz.

Fue un año trabajando en distintos países, conociendo rincones de Asia, haciendo cursos, practicando idiomas. Pero sobre todo, teniendo tiempo (sin ruido) de escucharme y aceptar que tenía que hacer un cambio.

Me enamoré de países como Italia, Inglaterra y Turquía. Y disfruté enormemente los colores y sabores de Asia.

Entre todos, me quedo con Ubud en Bali. Una joya viajera en la que todavía se pueden conocer increíbles lugares a muy bajos precios. ¡Asia la lleva!

En Diciembre de 2016 me despedía de mi antiguo trabajo, y hasta Febrero del 2017 no comenzaba el nuevo. Tenía que pensar que hacer en ese mes de Enero; mes de resaca de fiestas navideñas, ¿qué hacer?. Sin pensarlo mucho, decidí lanzarme a la web a buscar destinos. Y ahí apareció un país que llevaba tiempo en la recámara personal, y por una u otra razón nunca había visitado: Hungría.

Con apenas 2 semanas de antelación compré los billetes para embarcarme en mi primer viaje en solitario, en una época de las más frías de ese país.

Al aterrizar y salir a la calle, lo primero que dije fue: ¡buah, que frío hace aquí! El termómetro marcaba -14ºC, así que empecé a ponerme capas como una cebolla.

Fue un viaje que quería tomar con otro ritmo. Apenas llevaba planeado lo que venía para el día siguiente. Solo tenia miradas las zonas para no desperdiciar mucho tiempo.

A lo largo de las casi 3 semanas que estuve allí, recorrí pequeños lugares como las cuevas bajo el Parque nacional Aggtelek (con parte en Hungría y parte en Eslovaquia); el gran castillo de Boldogkő (donde se puede disfrutar de un espectacular menú medieval, con atuendo incluido); las increíbles cascadas heladas de Rám-szakadék (cuidado en invierno, ¡resbala!); la pequeña península de Tihany en el lago Balaton o la bella villa flotante de Blöri Pecatanya.

No hay que dejar de lado las grandes ciudades. De Budapest seria un no parar. Sin meterme en detalles, decir simplemente que volví a ir en el mismo año. No me equivoco si digo que es mi capital, o gran ciudad favorita, hasta el momento. Y luego otras ciudades menos conocidas, como la ciudad universitaria de Miskolc o la tranquila ciudad de Kecskemét.

Viajar en solitario tiene tanto ventajas como inconvenientes. Por un lado, eres libre de hacer lo que quieras cuando quieras, sin depender de la opinión de los demás. También, creo que creces como persona, sacando lo mejor de uno mismo, incrementando las habilidades sociales, lo que te da a conocer a más personas. Como inconveniente, solamente podría recordar aquellos momentos en los que quizás me hubiera gustado compartir con alguna persona, ya que algunas zonas estaban realmente desoladas.

Durante el viaje me aloje en hostales, albergues e incluso en casas de lugareños, lo cual me hizo aprender muchísimo. El tiempo que pase con ellos, mostrándome lo mejor de la zona, llevándome a esos pequeños rincones que uno no encuentra de forma independiente y recomendando otros lugares para los siguientes días que me quedaban.

Otras preguntas