un texto con enseñanza de 15 líneas
no sacado de Google porfavor
Respuestas a la pregunta
Un día el patito salta la cerca y huye, piensa que los otros animales no quieren estar con él. Se encuentra con patos y gansos salvajes, que perecen en una cacería. Sigue su huida, bajo una tempestad, y llega a casa de una viejecita (con un gato y una gallina, que se creen el centro del mundo) donde pasa un tiempo. Pero echa de menos nadar y chapotear en el agua, así que se marcha. Una tarde de otoño divisa una bandada de grandes y hermosas aves blancas que levanta el vuelo. Son cisnes, pero él no lo sabe. Se queda impresionado e inquieto, se siente deseoso de ser como esas magníficas aves. Entonces, llega el crudo invierno y el pobre patito lo pasa muy mal, tanto que casi muere congelado. Un campesino lo rescata del hielo del pantano y lo lleva a su casa, allí se reanima pero pronto tiene que escapar asustado por la mujer y los niños. Pasa el resto del invierno en el pantano, con mucha penuria entre las cañas.
Cuando llega la primavera, es capaz de salir volando hasta un precioso jardín donde una bandada de cisnes aparece. El patito feo se acerca a ellos, temiendo que lo maten a picotazos. Pero éstos nadan a su alrededor y lo acarician con sus picos. De pronto se mira en el agua, ve su imagen reflejada y se da cuenta de que también él es un precioso cisne. Recuerda tantos trabajos y penalidades, pero ahora se siente muy, pero muy feliz. Jamás soñó que podría haber tanta felicidad, cuando era sólo un patito feo. *ME DAS CORONITA?*
LA GARZA
Un fresco día de verano, una elegante garza real salió de entre los juncos y se fue a pasear ¡Era un día perfecto para dar una vuelta y ver el hermoso paisaje!
Se acercó a la laguna y vio un pez que le llamó la atención. Era una carpa que jugueteaba alegremente entre las aguas.
– ¡Uhmmm! ¡Es una presa grande y sería muy fácil para mí atraparla! – pensó la garza – ¡Pero no!… Ahora no tengo apetito así que cuando me entre hambre, volveré a por ella.
La garza siguió su camino. Se entretuvo charlando con otras aves que se fue encontrando y más tarde se sentó un ratito a descansar. Sin darse cuenta, habían pasado tres horas y de repente, sintió ganas de comer.
– ¡Volveré a por la carpa y me la zamparé de un bocado! – se dijo a sí misma la garza.
Regresó a la laguna pero la carpa ya no estaba ¡Su deliciosa comida había desaparecido y ya no tenía nada que llevarse a la boca!
Cuando se alejaba del lugar, vio unos peces que nadaban tranquilos.
– ¡Puaj! – exclamó con asco la garza – Son simples tencas. Podría atraparlas en un periquete con mi largo pico, pero no me apetecen nada. Me gusta comer cosas exquisitas y no esos pececitos sin sabor y ásperos como un trapo.
Siguió observando la laguna y ante sus ojos apareció un pez pequeñajo y larguirucho con manchas oscuras en el lomo. Era un gobio.
– ¡Qué mala suerte! – se quejó la garza – No me gustan las tencas pero los gobios me gustan menos todavía. Me niego a pescar ese animalucho de aspecto tan asqueroso. Mi delicado paladar se merece algo mucho mejor.
La garza era tan soberbia que ningún pez de los que veía era de su gusto. Lamentándose, buscó aquí y allá alguno que fuera un bocado delicioso, pero no hubo suerte. Llegó un momento en que tenía tanta hambre que decidió conformarse con la primera cosa comestible que encontrara… Y eso fue un blando y pegajoso gusano.
– ¡Ay, madre mía! – dijo la garza a punto de vomitar – No me queda más remedio que tragarme este bicho horripilante. Pero es que estoy desfallecida y necesito comer lo que sea.
Y así fue cómo la exigente garza de pico fino, tuvo que dejar a un lado su actitud caprichosa y conformarse con un plato más humilde que, aunque no era de su agrado, le alimentó y sació su apetito.
MORALEJA: Muchas veces queremos tener sólo lo mejor y despreciamos cosas más sencillas pero que pueden ser igual de valiosas.