Castellano, pregunta formulada por samuelcamacho50, hace 8 meses

un resumen de 150 palabra sobre cualquier cosa preferible mente un cuento para jóvenes no se demoren plis

Respuestas a la pregunta

Contestado por Usuario anónimo
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Respuesta:

LAS PLANTAS MEDICINALES EN TLAXCALA,

CONTINUIDAD HISTÓRICA DE UN SABER ANCESTRAL

J. Guadalupe Pérez / antropólogo y periodista

Tlaxcala y sus cuatro señoríos sintetizan con

mucho la historia de México, ya que por su

privilegiada ubicación geográfica, en diversos

momentos ha sido el espacio propicio para el

contacto con diferentes grupos de otras culturas provenientes de diversas regiones de

Mesoamérica, y posteriormente, a partir del

siglo XVI, con representantes de otras sociedades del mundo, y es precisamente en el conocimiento herbolario donde queda patente

que Tlaxcala ha sido y es un punto de fusión

y encuentro.

Desde las pinturas rupestres en la llamada

“cueva del diablo” —ubicada en la parte alta

del cerro Xilicatzi del municipio de Totolac—,

el códice Tonalamatl Aubin, piezas cerámicas

o líticas provenientes de poblaciones pertenecientes a los señoríos de Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuixtlán —que por cierto

cubrían una extensión territorial similar a los

actuales límites del estado de Tlaxcala—, hasta los actuales sanadores esparcidos por todo

el territorio tlaxcalteca, existe una indudable

continuidad histórica en todo cuanto se refiere a los saberes relacionados con el poder

sanador de las plantas.

Un conocimiento compartido por sociedades que tuvieron asiento en la región central

de México, pueblos en los que a lo largo de

la historia lo sagrado aparece en cualquier

forma de la naturaleza: plantas, vegetación

y animales ocupan un sitio importante en la

simbología antigua, así como en la práctica

contemporánea.

Dentro de la historia documentada de la

herbolaria en México en el siglo XVI, deben

mencionarse los registros realizados por

misioneros como Fray Bernardino de Sahagún, quien a partir de 1540 y con información de primera mano elaboró el Códice

Florentino, en el que dedica un apartado

exclusivo a las plantas medicinales, sus características físicas y sus propiedades.

Explicación:

bien el uso de ciertas especies fue restringido

o definitivamente prohibido al relacionársele

con rituales y prácticas de la antigua religión,

el documento no deja de ser un reconocimiento a la riqueza de la medicina prehispánica.

Posteriormente, en 1552, en el Colegio de la

Santa Cruz en Tlatelolco, el médico indígena

Martín de la Cruz dicta en lengua náhuatl

una serie de remedios basados en las propiedades curativas de las plantas, textos que

después traduciría al latín Juan Badiano. Un

esfuerzo que daría como resultado el Libellus

de medicinalibus indorum herbis (Libro sobre

las hierbas medicinales de los pueblos indígenas), actualmente conocido como Códice de

la Cruz-Badiano, que incluye la descripción

de más de 150 plantas originarias de diversas

regiones de México. Esta obra hoy en día sigue siendo uno de los principales referentes

bibliográficos históricos en la materia.

Para 1571, el rey Felipe II envía a Francisco

Hernández, protomédico general de las Indias, islas y tierra firme del mar océano, a dirigir una expedición científica a América para

documentar la gran variedad de plantas medicinales existentes en los nuevos territorios.

Un ejercicio que le llevaría a reunir durante

cinco años un promedio de tres mil especies.

Así como algunas de estas plantas se incorporaron de manera casi inmediata a la farmacopea europea, también como resultado

de este cambio cultural cocinado durante

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