un relato historico de los incas
Respuestas a la pregunta
Pachacamac y Vichama
Como se trata de un mito un tanto más complejo, se presenta una síntesis para su mejor comprensión y análisis:
Pachacamac y Vichama son los hijos del sol. Pachacamac y su madre son abandonados por el dios sol, no hay sustento y la madre está muy triste. Solicita al dios sol la ayude y éste le ordena continuar sacando raíces para su sustento. Hace que tenga un hijo suyo, que concibe y pare a los cuatro días, con gran gozo. Celoso porque puede perder su adoración, Pachacamac mata a su hermano y lo despedaza en menudas partes, pero siembra sus dientes y de allí nace el maíz. Siembra también las costillas y huesos, de donde brotan las yucas. De la carne proceden los pepinos , pacayes y lo restante de sus frutos y árboles, que desde entonces se deben al dios Pachacamac, dios del sustento y la abundancia.
La madre no se aplaca con las abundancias y su amor y venganza la hacen clamar al dios sol contra su hijo Pachacamac. El sol condolido pregunta dónde guardó la vid y el ombligo del hijo difunto, se lo muestra, y el dios sol crea de él otro nuevo hijo que entrega a su madre, quien lo llama Vichama o Villama, que nace y crece hermoso.
Pachacamac mata a su madre ya vieja y la divide en pequeños trozos que hizo comer a los gallinazos y a los cóndores. Los cabellos y los huesos los guardó en las orillas del mar; creó hombres y dioses que poseyesen al mundo y nombró curacas y caciques que lo gobernaran. Al regreso de Vichama, siente mucho dolor por la muerte de su madre y piensa vengarse de su hermano. Hace recoger una a una las partes de su madre y la resucita a la vida. Pachacamac, temiendo matar a ese otro hermano, se metió en el mar en el sitio que hoy se llama Pachacamac. Vichama, furioso con su pueblo por no haber podido matar a su hermano y en venganza por no haber impedido la muerte de su madre, pidió al dios sol que convirtiera a los hombres en piedras, como luego se hizo.
Luego el sol y Vichama se arrepintieron de la impiedad y no pudiendo deshacer el castigo, quisieron convertir en dioses a los curacas y caciques. Pero viendo Vichama el mundo sin hombres y las guacas y el sol sin quien los adorase, rogó al sol crease nuevos hombres, y él envió tres huevos, uno de oro, otro de plata y el tercero de cobre, que son el origen de los diferentes clases de hombres y mujeres: del de oro salen los curacas, los caciques y los nobles; del de plata se engendraron las mujeres de éstos y del huevo de cobre la gente plebeya que hoy llaman mitayos y sus mujeres y familias.
Este relato mítico también corresponde a la noción del carácter imperfecto de la obra de los dioses y de las diferentes etapas que deben recorrerse en la creación del hombre. Es interesante el simbolismo del origen sagrado de las cosas por la destrucción de las deidades, que son fragmentadas para que de allí se deriven los alimentos y el sustento de los hombres. Al fragmentarse en la muerte los dioses por acción violenta de otros (Pachacamac mata a su hermano primero y luego a su madre) se está sacralizando el mundo de la historia, que participa de la trascendencia desde su origen. La inmolación de los dioses, su destrucción primero y su renacimiento luego en este tiempo y espacio primigenios representan una fusión simbólica de la muerte y de la vida.
En este caso también es claro el interés didáctico del relato para la cohesión social: el maíz, fuente esencial de la alimentación del pueblo inca, proviene de los dientes de un dios que fue muerto por su hermano y resucitado por la deidad suprema del universo, el Sol, para mantener la vida de los hombres. El simbolismo de la boca y de los dientes podría interpretarse como la confluencia sagrada del alimento tanto del origen mítico como del mundo de la historia, ya que son los instrumentos que utilizan los hombres para la subsistencia cotidiana.
En las culturas mesoamericanas, los mitos cosmogónicos y antropogónicos tienen una connotación similar: entre los aztecas Quetzalcóatl se inmola en el fuego para luego resucitar y cumplir su labor civilizadora como designio sagrado para su pueblo; entre los maya-quiché, Hunahpú e Ixbalanqué se sacrifican también en el fuego para resucitar y poder de esta manera engañar y vencer a los terribles señores de Xibalbá, dioses del inframundo, con lo que empieza la labor civilizadora en el mundo de la historia.
De igual manera, en lo que respecta a la estructura social, del mito se deriva la proveniencia divina de las clases y castas sociales por determinación de los dioses, que es un forma de perpetuar el estatus y de mantener el orden de lo histórico con un fundamento sagrado. El Inca era un semi-dios que estaba emparentado con el Sol y las relaciones en la estructura social eran absolutamente verticales por mandato de los dioses.
Respuesta:
Los incas no fueron un pueblo, una tribu, sino un clan o una familia dominante, surgida del pueblo Quechua, o, según otra hipótesis, de origen aimará, en el antiguo Perú, y que, desde el centro político del Cuzco, en el altiplano andino, extendió su poderío por Norte y Sur, formando un gran imperio de más de 4.000 kilómetros de largo, al que llamaron Tahuantinsuyo.
Las tradiciones incaicas se atribuían la creación y difusión de la cultura del área peruana. El origen de los incas está envuelto en la leyenda. En algunas de ellas no oficiales consideraban como héroe civilizador a Huiracocha, procedente de Tiahuanaco; la tradición incaica a Manco Cápac, hijo del Sol, y a su esposa Mama Ocllo, asimismo procedentes del lago Titicaca, que habrían llegado al Cuzco —de cuya región les hacen oriundos otras leyendas— en una fecha dudosa, que se sitúa en el siglo X (Acosta ), el XI, el XII (Garcilaso ) y el XIII; pero no es seguro que no se trate de seres míticos.
En Cuzco establecieron la soberanía del clan inca, limitado a la ciudad y su zona, desde donde se extendió, lentamente al principio, a las regiones próximas, sometiendo a las poblaciones quechuas. Se sitúa el comienzo de la cultura inca hacia 1250 (Max Uhle ), concluyendo su primer periodo hacia 1438. Al fundador de la dinastía incaica, Manco Cápac, siguen después otros doce reyes o incas, que forman el incario peruano. Los cinco primeros incas procedían del barrio de Hurin Cuzco (Cuzco Bajo); desde el Inca Roca (siglo XIV) pasó la hegemonía a Hanan Cuzco (Cuzco Alto), desposeyendo la dinastía a Manco Cápac.
El noveno inca, Pachacuti o Pachacutec Yupanqui, a mediados del siglo XV, y el décimo, Topa o Túpac Inca Yupanqui, en la segunda mitad del siglo XV, lograron formar el imperio, el Tahuantinsuyo, desde el sur de las tierras actualmente colombianas hasta el centro del territorio de Chile, teniendo como límite oriental la montaña, que es ya la selva amazónica, y occidental, la costa, e incluyeron la meseta bolivariana, con las tribus aimaraes. Huayna Cápac, sucesor de Topa Yupanqui, extendió ligeramente el límite septentrional hasta el punto indicado y, por el oriente, conquistó la garganta de Cajamarca; pero al morir (1525-1527) cometió, contra toda tradición, el error político de dividir su imperio entre sus dos hijos, Huáscar y Atahualpa, dejando a Huáscar el reino de Cuzco, con la parte central y meridional del Tahuantinsuyo, y a Atahualpa, nacido en Quito, país que había conquistado, la parte septentrional con esta ciudad por capital, lo que originó en seguida la guerra entre los dos hermanos.
En este tiempo llegó al Perú Francisco Pizarro con un puñado de españoles y, explotando hábilmente estas rivalidades fraternales, logró con gran audacia y valentía, conquistar el Perú (1532).
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