Un relato de los efectos emocionales y psicológico del corona virus
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Durante el confinamiento, los dos factores que más afectan al bienestar físico y psicoló-
gico son la pérdida de hábitos y rutinas y el estrés psicosocial, de acuerdo al primer estudio que
analiza el impacto psicológico de la cuarentena por COVID-19 en China (Wang, Pan et al., 2020).
La interrupción de hábitos durante el confinamiento y la instauración de otros poco saludables
(p.ej. malos hábitos alimenticios, patrones de sueño irregulares, sedentarismo y mayor uso de
las pantallas) pueden derivar en problemas físicos.
Las condiciones que acompañan a una pandemia incluyen distintas fuentes de estrés para
las personas. Los estudios sobre situaciones de estrés y emergencias permiten resumir las prin-
cipales variables implicadas en el impacto psicológico como las siguientes: el miedo a la infec-
ción por virus y enfermedades, la manifestación de sentimientos de frustración y aburrimiento,
no poder cubrir las necesidades básicas y no disponer de información y pautas de actuación cla-
ras (Brooks et al., 2020) o la presencia de problemas de salud mental previos o problemas eco-
nómicos (Wang, Zhang, et al., 2020). También el estigma y rechazo social en el caso de personas
infectadas o expuestas a la enfermedad puede ser un desencadenante de una peor adaptación
(Brooks et al., 2020). El grado de impacto dependerá de varios factores. De acuerdo con el estu-
dio de Sprang y Silman (2013), la población que ha vivido una cuarentena durante enfermedades
pandémicas es más propensa a presentar trastorno de estrés agudo y de adaptación y dolor (el
30% con criterios de trastorno de estrés postraumático).
Por el momento, se cuenta con escasas evidencias sobre el impacto psicológico inmediato
de la COVID-19 en la población general, con unos pocos estudios publicados, principalmente con
población china. El primero consistió en una encuesta a 1.210 personas en la que el 53% valo-
raba el impacto psicológico de la situación como moderado-grave, el 16% refería síntomas de-
presivos entre moderados o graves, el 28% síntomas de ansiedad moderados o graves y el 8%
niveles de estrés moderados o graves. Para la mayoría la principal preocupación (75%) fue que
sus familiares se contagiaran de coronavirus (Wang, Pan et al., 2020). En otro estudio con resi-
dentes de Wuhan y ciudades cercanas realizado un mes después de que se declarara el brote
de COVID-19, hallaron una prevalencia de síntomas de estrés postraumático del 7% (Liu et al.,
2020). En tercer lugar, el mismo grupo y con una muestra más amplia de 2.091 personas, perte-
neciente a la China continental, hallaron una prevalencia de síntomas de estrés postraumático
agudo un mes después del brote de COVID-19 del 4,6% (Sun et al., 2020).
La realidad psicosocial de España puede tener puntos de conexión con los resultados obte-
nidos en estos estudios, pero sin duda pueden preverse especificidades culturales. Durante los
meses de marzo y abril de 2020 surgieron numerosas encuestas, la mayoría con muestras redu-
cidas y poco representativas. De la mayoría no se han publicado por el momento resultados. Sí
se han publicado los resultados de Oliver, Barber, Roomp y Roomp (2020) que evaluaron cuatro
áreas relacionadas con la pandemia: comportamiento de contacto social, impacto financiero, si-
tuación laboral y salud estado. Más del 18% de los encuestados informaron haber tenido con-
tacto cercano con alguien infectado por el coronavirus. En cuanto al grado de afectación, las
mujeres se mostraron en general más vulnerables. El 15% de los trabajadores de pequeñas em-
presas señalaron que estaban en bancarrota y más del 19% habían perdido una parte significa-
tiva de sus ahorros, algunos hasta el punto de no poder pagar su hipoteca o comprar alimentos.
La cifra de teletrabajo era más baja que en otros países. El 19% de los que dieron positivo