Un relato corto de aventuras (no más de 300 palabras)
Respuestas a la pregunta
Los secretos de la casa nueva
En el último verano, durante las vacaciones escolares, nos mudamos a una casa nueva porque la otra ya resultaba pequeña luego del nacimiento de mi hermanita Elena.
La casa es muy bonita: tiene un jardín, cómodos cuartos, una cocina luminosa… y un sótano. Confieso que, al principio, lo del sótano me dio un poco de miedo porque me hizo recordar alguna película de terror que había visto. Pero me inquietó más aún cuando Fidelio, nuestro perro, se puso a ladrar junto a la puerta de acceso al subsuelo. Tratamos inútilmente de distraerlo: jugaba durante unos minutos y luego volvía sistemáticamente a ese lugar, donde no cesaba de ladrar.
Como la situación se repetía, papá decidió bajar a investigar qué pasaba. Pensamos que tal vez había un animal atrapado allí: una paloma, una ardilla o un murciélago. Papá revisó lo mejor que pudo con la linterna y no advirtió nada extraño. Volvió a subir y cerró la puerta con llave. Y otra vez comenzó el concierto de ladridos de Fidelio.
Transcurrió así una semana. Un día, me armé de valor, traté de vencer mis temores y, aprovechando que papá y mamá estaban regando el jardín, decidí bajar al sótano para ver si descubría algo. No me di cuenta de cerrar la puerta y Fidelio aprovechó para bajar adonde yo estaba. Sin pensarlo dos veces, fue corriendo a un rincón donde había unas cajas amontonadas y se puso a ladrar hacia una en particular.
Con mucha paciencia, quité las cajas que estaban encima de la que mi perro había seleccionado. Cuando pude abrirla, por fin, descubrí que adentro había un cofre repleto de monedas de oro.
Hasta el día de hoy no dejo de maravillarme cuando recuerdo esa extraordinaria aventura.