un pequeño desarrollo del cuento la noche en q la luna desapareció
Respuestas a la pregunta
día que la Luna desapareció. Cuentos de la luna
En la Vía Láctea, se reunieron varios planetas a deliberar un problema. Estaban cansados de que la Luna sea la protagonista de las noches de la Tierra, mientras que ellos, debían ser observados con prismáticos por los seres humanos.
Irritados y celosos tramaron un plan, iban a juntar toda su energía para sacar a la Luna del sistema solar.
Esa noche la Luna se preparó muy coqueta para salir llena y radiante a dar su espectáculo y saludar a sus admiradores, que la esperaban en la orilla del mar.
Cuando la Luna salió, los planetas le lanzaron toda su energía, entonces la Luna comenzó a girar en forma de espiral y de pronto… desapareció, dejando la noche totalmente oscura.
Los habitantes de la Tierra sorprendidos empezaron a dar la noticia del insólito fenómeno.
Unos decían que eran las nubes que la habían tapado, otros hablaban de eclipses, ¡Es cuestión de tiempo! – exclamaban.
Los perros comenzaron a aullar al unísono y la marea comenzó a retirarse tan velozmente que dejó todas las rocas al descubierto.
La Luna triste y perdida apareció en otra galaxia, lejos de la tierra, sin saber que hacer.
Los planetas festejaban triunfantes, pero ninguno había pensado en quien la reemplazaría.
Pasaron las noches y la Luna seguía sin aparecer, todo el mundo preguntaba por ella y ni siquiera los astrónomos sabían qué responder al extraño suceso.
Los planetas se divertían, ahora que la Luna no estaba, ellos eran los protagonistas de las noches de la tierra, Júpiter se jactaba de su tamaño, Saturno relucía sus anillos, pero Neptuno, Marte, Urano, Venus y Mercurio se inquietaron porque ellos eran más pequeños.
La Luna tenía miedo y lloraba, no conocía a ningún astro de ésa galaxia, de repente observó un planeta conocido, era Plutón que andaba deambulando, entonces la Luna lo llamó:
– Pssht, Pssht, Disculpame, pero vos… sos Plutón? – le preguntó
Plutón hizo un giro, sonrió al ser reconocido y le contestó:
– ¡Siii! Hola Luna, pero ¿qué hacés vos por acá?
La Luna le explicó lo que había sucedido y Plutón se hermanó con ella, pensó un rato y le dijo:
– ¡Ya sé lo que pasó!, fueron los planetas, primero me discriminaron a mi por ser chiquito, me dicen planeta enano ¿sabías? y ahora a vos, por ser tan bella y estar más cerca de la Tierra, ¡son unos egoístas y envidiosos!
En la Tierra los seres humanos estaban muy preocupados, el cielo ya no era lo mismo sin la presencia de la Luna, todas las noches salían multitudes a esperarla, pero la Luna no aparecía.
Mientras tanto los planetas más pequeños empezaron a discutir con los más grandes por su ubicación, amenazando que regresarían a la Luna si no llegaban a un acuerdo.
La Luna y Plutón pensaban cómo resolver su problema, hasta que la Luna dijo:
– ¿y si le preguntamos a las estrellas?
– ¡Dale! – dijo Plutón entusiasmado.
Cada uno fue preguntando a todas las estrellas que se cruzaban cerca de su órbita, hasta que La cruz del Sur, bien armónica les dijo:
-¿Y por qué no le preguntan al Sol?, él es el único que tiene la fuerza para poder volver a alinearlos.
– ¡Claro!, dijo la Luna, tenés razón, ¿pero cómo lo encontramos? preguntaron
– Yo los voy a ayudar – contestó La Cruz del sur.
Los planetas seguían peleando, no se ponían de acuerdo, cada uno iba modificando su posición para estar más cerca, pero generaban tanta energía que se alejaban cada vez más de la Tierra y del Sol.
Mientras tanto en la Tierra todo iba cambiando, al no estar la Luna, no podían medir el tiempo; los mares, las plantas y los animales estaban totalmente desorientados...
Los planetas asustados no sabían que hacer, ninguno se hacía cargo de la situación, hasta que Marte, arrepentido, le confesó lo que habían planeado. Cuando El Sol escuchó se enojó tanto que comenzó a generar un viento tan fuerte y caliente que los hizo estremecer, alejándolos aún más.