UN NUEVO FINAL PARA EL LIBRO DE LAS CHICAS DE ALAMBRE QUE SEA LARGO
DOY 60 puntos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cuando vi a Vania por la ventana instintivamente fui a tocar la puerta porque quería explicaciones. Me abrió Noraima y no me quería dejar entrar hasta que Vania me dio permiso. Una vez dentro de aquella casa Noraima sacó un tipo de spray, sin que me diera cuenta me mojó los ojos con el spray y desde aquel momento ya no me acuerdo de nada. Me habían secuestrado y cuando desperté estaba en un sótano. Tenía mucha sed y mucha hambre. Entendí porque Vania había desaparecido diez años atrás. No solamente había sido modelo, a demás era traficante de drogas y la policía la buscaba aunque aún no querían dar datos a los medios informativos por si la sospecha no era la correcta pero si. Me amenazaron y me dijeron que no podía abrir la boca, Estuve mas de dos meses encerrado hasta que la policía me encontró, estuve dos meses secuestrado y aún no entiendo como pude estar secuestrado por la primera mujer de la que me enamoré.
Respuesta:>>No me di cuenta y ya estaba en el aeropuerto de Barcelona, fui a recoger mi maleta y una vez en el taxi, aproveché para llamar a Sofía.
-Acabo de llegar, ¿nos vemos dentro de… dos horas? -dije, mirando el reloj.
-Ah... vale. Bueno, ¿te pasarás por la editorial? -dijo Sofía.
-Sí.
-Entonces nos vemos allí.
-Vale, chao.
Me pasé por casa, me di una ducha y leí el periódico. Por mi cabeza iban pasando pensamientos; no sabía qué hacer. Pensé que por el camino ya me vendría alguna idea, así que cogí el coche hasta la editorial.
Entré y vi a Sofía allí sentada leyendo unos documentos, me acerqué a ella y sin que me viera le di un beso en la cabeza. Se dio un susto y se giró.
-¡Jon! Eres tú... -dijo ella. Yo sonreí. - ¿Que tal te ha ido?
-Bien, un lugar muy bonito. -le dije; ella frunció las cejas.
-¿Qué sabes de Vania?
-¿Qué sé? Muchas cosas… -me reí, pero ella se estaba cabreando. -Está bien, encontré a Noraima y me enseñó su tumba.
Sofía se quedó boquiabierta, y yo le dije:
-Pero no te preocupes, ahora sé que ella vive en paz y en tranquilidad, y guardaré para siempre sus memorias. -casi se me echa a llorar, pero estuve a tiempo.
-¿Lo dices en serio? ¿Quieres decir que…? -casi se le saltaban las lágrimas.
-He descubierto algo. Por el momento no te lo puedo decir, mi madre me está esperando, pero te lo contaré luego. No te preocupes. -le di un beso en la mejilla y me avancé hasta la puerta del despacho de mi madre. Me lo pensé dos veces antes de entrar, pero al final me decidí:
-Hola mother.
-Jon, ¿ya estás aquí? -me preguntó ella. Estaba leyendo una revista, pero la dejó aparcada.
-¿Qué tal con Sofía? -no quería entrar directo al tema, aún no sabía que decirle.
-Bien. Tienes buen gusto con las mujeres, y parece que le gusta el trabajo.
-Me alegro. -mi madre me notó que no quería soltar prenda.
-¿Qué hay de tu investigación?
-Me parece que ya la he acabado. -mi madre sonrió. -Fui a casa de Noraima Briezen, la…
-Ya sé quién es. -me cortó en seco mi madre.
-Bien, pues ella me enseñó la tumba de Vanesa Molins.
Mi madre, igual que Sofía, se quedó estupefacta.
-Hay algo que aún no me has contado, ¿verdad?
-Como se nota que eres mi madre… -me rendí. No podía conservar esa mentira en mi interior, y mentir a los demás. En realidad, estaba lleno de felicidad, y no lo podía ocultar ni un minuto más. Recordé las palabras de Vania: `Jon, no seas tonto: tienes lo que habías venido a buscar. Escríbelo tú, o mañana vendrá otro con menos escrúpulos y lo hará a su aire.' Tenía razón, aunque también pensaba en ella. Ahora es feliz.
-¿Así qué? - me preguntó Paula.
-Vive allí, en casa de Noraima, llena de paz, tranquilidad, y sobretodo, felicidad. Y no pienso que lo vaya a cambiar. Una noticia como esa, haría que ya no fuera así.
Ahora sí que mi madre estaba totalmente pasmada; yo me había quedado como si lo que hubiera dicho no era más que una frase cualquiera.
-¿Viste hasta donde es capaz mi intuición? -dijo después de dos minutos de silencio. - Jonathan, ¿que vas a hacer?
-Ahora ya lo sabes…
-Ya, ¿y qué?
Me encogí de hombros. Ella ya me entendía, se acercó y nos dimos un abrazo. Me sentía desanimado.
-Tómate unos días de relax y luego me dices que has decidido. -cuándo quiere, mi madres también es comprensiva. Le di un beso de `gracias'.
Cuando salí del despacho Sofía aún estaba allí, pensé qué le contaría, pero mejor de camino al restaurante. Esta noche íbamos a cenar. Así que lo dejé para más tarde, y no pensé más en el asunto de Vania, ahora delante de mis ojos tenía a otra preciosidad. <<
Explicación: asi supongo que quedo bien