Un mito de la luna
doy corona
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. La Luna no es blanca, ni redonda, ni tiene un lado oscuro
Pink Floyd cantó al Dark side of the moon, reforzando la idea que muchos tienen de que siempre hay un lado del satélite que permanece oscuro. Además, por cómo la vemos desde la Tierra, es fácil creer que la Luna es blanca y redonda como una farola, como un queso, como un balón, como cualquier otra cosa con la que alguna vez haya sido comparada. Nada de eso.
Para empezar, todos los lados de la Luna pasan el mismo tiempo iluminados (lo que se llama el día lunar), ya que la Luna gira en su eje respecto al Sol igual que lo hace la Tierra, aunque desde aquí siempre veamos, más o menos, la misma mitad (de hecho, alcanzamos a ver hasta un 59% de ella) y por eso nos dé por pensar que el otro lado siempre está oscuro.
La Luna tampoco es redonda aunque así lo parezca a nuestra vista. Para ser una esfera, todos los puntos de su superficie deberían estar a la misma distancia de su centro, y no es así. No solo está un poco achatada por los polos, igual que la Tierra, sino que además el lado que vemos desde aquí es ligeramente más grande el el otro, de forma que tiene cierta forma de huevo. Y ya puestos, la Luna no es blanca, ni brillante. Es más bien grisacea y no emite luz propia. Cuando la vemos iluminada por la luz del Sol, parece ambas cosas por una combinación de la luz del propio Sol, así como por la oscuridad del cielo que la rodea.
2. La Luna no hace aullar a los lobos (aunque sí afecta a los animales)
Que los lobos aúllan a la Luna llena es uno de los mitos más comunes, que ha dado lugar a leyendas sobrenaturales como la de los hombres lobo que se transforman en las noches de Luna llena.
La realidad es que no hay evidencias de que la luna llena en sí misma cause ningún efecto especial sobre los animales. Algunos de sus efectos, en cambio, sí que lo hacen. Por ejemplo, algunos peces, aves y reptiles ponen sus huevos o sincronizan sus migraciones con las mareas, partiendo o llegando en el momento de la luna llena, cuando las mareas están más altas.
En otros casos, es su luz la que afecta a los animales: las noches de luna llena muchos animales diurnos salen a cazar como si fuera de día mientras que otros que salen por la noche se quedan en sus guaridas para evitar el exceso de luz. Un caso curioso es el del escarabajo pelotero africano, que se apaña mejor con la luz lunar que con la solar, y bajo ella hace rodar sus bolas de estiércol en líneas más rectas.