Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así pues,
nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere
prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era
más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se habrá
metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no
ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le
amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es
el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que
el vecino tenga tiempo de decir «buenos días», nuestro hombre le grita furioso: « ¡Quédese usted con su
martillo, tío borde!»
1. ¿Por qué crees que le pasa eso al protagonista?
2. ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido?
3. ¿Qué consecuencias crees que tiene el final?
4. ¿cómo reaccionará el vecino?
5. Propón un final alternativo
Respuestas a la pregunta
Contestado por
1
Respuesta:
intentaré ayudar con la 1 y 2
Explicación:
1. ¿Por qué crees que le pasa eso al protagonista?
- Yo supongo que por ser una persona muy dudosa y de poco actuar, el vecino logró darse cuenta de la propuesta del martillo antes de que el otro hombre lograra actuar.
3. ¿Qué consecuencias crees que tiene el final?
- Probablemente el vecino se llevó una mala impresión, se ve que entregó el martillo furioso así que se deduce que no le agrado la actitud tan dudosa del otro hombre, por lo que se podria llegar a pensar que no interactuará mucho con el hombre en un futuro.
Otras preguntas