Un ensayo sobre el bipartidismo
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Respuesta:
Si bien 2011 ha sido un año de elecciones, lo cual ha incluído el regreso de José Manuel De la Sota a la gobernación, Córdoba poseen en pocos días un examen eleccionario que expone puntos indispensables acerca del sistema de partidos de la provincia mediterránea. Se conoce que el imperio del sur, como se sabe a esta localidad que oscila entre ser sede de universitarios y centro de la pampa gringa cordobesa, es un distrito que el gobernador conoce bien, no solamente ya que se basa ahí sino también porque ha sido él el que le entregó el título de Capital alterna, tornándola trinchera a partir de donde combatió con el juecismo, afincado por unos años en la urbe más importante provincial, constantemente reacia al peronismo. Pese a la pregnancia que ha tenido la prédica delasotista en Flujo de agua Cuarto y de la alta imagen que ha disfrutado a partir de que está en el poder, no constantemente pudo traducir aquel capital político en votos a favor de sus delfines candidatos a intendente. Es complicado ser categóricos en la aseveración, aun cuando es cierto que las posiciones de la batalla plantean un rasgo sintomático del rumbo que está tomando el electorado cordobés, ya iniciado en 2011 con la victoria de Ramón Mestre en la votación por la intendencia de la ciudad capital, marcando un norte más orientado hacia la confianza en ambos monumentales partidos que en el liderazgo carismático nacido al calor del “que se vayan todos”. Para el presidente justicialista, en el cuarto lapso peronista a partir de que él asumió el liderazgo del partido, la meta es sentar las bases para una concreta y real plataforma de posicionamiento nacional, que lo lleve a disputar el sillón presidencial en 2015. Sin embargo este objetivo político no únicamente es dependiente de cómo se administren la sucesión, las ventajas y precios políticos hacia dentro del kirchnerismo y del peronismo sino que además se mostrará en funcionalidad de su capacidad para dirigir una Córdoba con fuerte dependencia financiera respecto al Regimen Nacional. Rápido regresó a ocuparse bastante más de la administración y menos de la política, empero abandonó en claro que pretende ser una voz vocalista en el concierto de la UCR nacional. Por el instante, De la Sota y Mestre son las caras visibles de una Córdoba que vuelve a fiar en ambos partidos clásicos y que escapa despavorida de los experimentos de la “nueva política”. Más allá de que se cumplan o no sus expectativas y anhelos, tanto Ramón Mestre como José Manuel De la Sota tienen la posibilidad de sentirse exitosos en una cuestión.
Explicación:
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