Castellano, pregunta formulada por cardenasandrea017, hace 1 mes

un cuento teniendo en cuenta los siguientes valores convivencia, tolerancia, amor y La Paz​

Respuestas a la pregunta

Contestado por nayelicon2910
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Respuesta:

Érase una vez, una comunidad de enanitos festejaba el parto de la mayor de las monarcas, Doña Cecilia, aquella mujer acababa de cumplir 102 años y era su primer hijo, muchos lo veían riesgoso, pero ella realmente deseaba un heredero y un acompañante para los pocos años que restan de su vida.

Los bailes y gritos de emoción eran abundantes, todos danzaban al rededor de la estatua de afrodita, diosa de la fertilidad.

Después de 2 horas, finalmente Doña Cecilia sintió contracciones

¡El bebé, El bebé! - grito el padrino Marco

Era la hora, todo estaba listo, aquél embarazo milagroso iba a dar frutos.

El dolor y los gritos fueron muy fuertes pero el alivio que sintió Doña Cecilia superó todo al ver a su hijo sano y respirando, estaba decidido se iba a llamar Lucero.

Lamentablemente los años no la ayudaron y Doña Cecilia falleció, todos culparon a Lucero por la muerte, y le excluían de las actividades comunales.

Esto le deprimió mucho, pero guardó todo ese sentimiento para no causar problemas.

Los enanitos veían que Lucero era mucho más grande de lo normal cada que pasaban los años, por lo que comenzaron a burlase de ella, por un intento de esconder su miedo.

Hasta que un día, Lucero con tan solo 15 años buscaba una foto muy especial que guardaba en una cajita regalada por su madre con tanto ahínco. En eso, llegó Tomás, su primo, y con recelo, le confesó que él había botado aquél valioso recuerdo junto a sus vecinos.

Esto hartó a Lucero, corrió hacia el bosque y empezó a crecer y crecer, hasta que rompió los árboles de enojo.

Todos aterrorizados corrían por el desastre, excepto una pequeña niña, la cuál admiraba a Lucero por su resiliencia, y le dio un cofre blanco en forma de corazón, que contenía la cajita y la foto de su madre.

Con lágrimas en los ojos, y la paz en su interior, Lucero lloró y lloró, generando una lluvia sobre el pueblo, que logró reestructurar las casas y aquellos enanitos discapacitados que no lograron correr, fueron sanados.

Todos se sorprendieron y empezaron a valorar a Lucero por sus curaciones, la toleraban en sus momentos de grandes emociones y a partir de ello nunca escaseó la paz ni el amor en el pueblo ni para Lucero.

Explicación:

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