un cuento sobre el trabajador
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
"El Señor Que No Descansaba" era alguien ejemplar. Aaron lo veía de esa manera, con solo 10 años él ya tenía una imagen que admirar y seguir.
Su papá.
Pues El Señor Que No Descansaba era eso; un molde de arcilla perfectamente esculpido para servir de motivación en sus ideales esperanzas de un futuro valioso. Aaron lo apreciaba tanto que no importaban los dias de soledad en los que no era más que un niño ignorado por el ajetreado día de trabajo de su padre. Pero aquello no era relevante, pues ellos solo se tenian el uno al otro.
El Señor Que No Descansaba, no era alguien exitoso y le pagaban menos de un sueldo mínimo, no era lo suficiente para el esfuerzo y la dedicación con la que empleaba sus tareas. Lo trataban de mediocre por no haber culminado la primaria y a duras penas poder leer 2 párrafos sin tartamudear, le tenían lastima por ser un padre viudo que debía mantener a toda costa una vida digna para su hijo en un alquiler igual de humilde que el precio mensual.
Pero a los ojos de Aaron, aquel hombre solo podía brillar. Entre las migajas de comodidad, él solo podía encontrar diamantes. La escuela pública no podría enseñar mejor y sus notas eran de un niño digno del maravilloso hombre que tenía por padre. Él lo apreciaba y lo amaba tanto.
Tanto que se ahogó en sus propias lágrimas al cumplir 19 y ser testigo del último suspiro de aquel hombre que en vez de descansar, sudaba.
El Señor Que No Descanzaba empleó el mejor trabajo que cualquier hombre hubiera hecho. El Señor que ahora descansa y ya no suda, fue el mejor padre hasta su final.