un cuento de ciencia ficción corto
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Carlos y el viaje a Astúnduru
Esta es la historia de un piloto de cohetes, Carlos, que amaba su trabajo. Carlos saltó del susto y sus copilotos le preguntaron qué había pasado. A Carlos le vergüenza confesar lo que había visto. Observó con atención los largos dedos de la criatura, que más bien era pequeña, y que usaba una especie de traje ajustado de color verde que le cubría desde los pies a la cabeza.
En el torso llevaba una especie de cadena muy larga que lo sujetaba a lo que parecía ser su nave. Pero a Carlos le llamaba la atención la expresión de sorpresa curiosa que podía distinguir en el rostro del ser, que para su sorpresa le hizo señas con sus manos. Sin embargo, sin que nadie más lo notara, se las ingenió para salir de la nave y ver de cerca a ese personaje.
A lo que el personaje respondió con una sorpresiva naturalidad
Soy Eirika Spinklin. – ¿Cómo es que entiendes mi lengua y la hablas? – preguntó un sorprendido Carlos. He notado que admiras el espacio exterior. – ¡Claro! – respondió Carlos sin dudar, aunque enseguida notó que no tenía ni idea de lo que eso podía significar.
Erika lo tomó de un brazo y lo llevó hasta lo que parecía ser una nave espacial. En el interior de la nave, había mucha luz y un espacio tan amplio que era imposible pensar que estaban dentro de una nave. De la nada, surgió una especie de gran pantalla con un mapa con símbolos e imágenes que nunca había visto. – se apresuró a decir Eirika al ver la reacción de Carlos- Nuestros sistemas de seguridad con humanos son muy similares a los que los humanos usan.
– ¿Segundos? – alcanzó a decir Carlos antes de sentir un fuerte vértigo y notar un leve movimiento en la nave. En ese momento se desactivó el cinturón y Eirika lo condujo de nuevo a la puerta, pero al abrirla, no podía creer lo que veía. – Bienvenido a K2G56 – le explicó Eirika-.
¿Coméis?
Estaba en una especie de estación de servicio espacial universal y, de paso, comería pizza. – ¿Astúnduru? – Preguntó Carlos. – Sí, es como el gracias de los humanos. Hablando de humanos, creo que debemos regresar antes de que noten tu ausencia.
Ya hace mucho que salí de mi nave. Y no había terminado la frase cuando se vio otra vez frente a la ventanilla de su nave. Sintió un leve dolor de cabeza y tuvo que enderezarse porque se había liberado del cinturón.
– Carlos ya has visto suficiente esa ventana.
Explicación:
Espero te ayude con la pregunta