Derecho , pregunta formulada por Usuario anónimo, hace 11 meses

un cuento corto sobre el valor de la sinceridad​

Respuestas a la pregunta

Contestado por lapromax
7

Respuesta:

¡Por favor, sácame de aquí! ¡Yo solo no puedo liberarme!

La vaca sintió pena pero sabía de sobra que si le ayudaba podría atacarla sin piedad.

– ¡Uy, no, no, no! Lo siento mucho pero si te quito ese tronco de encima estoy segurísima de que me comerás.

El tigre lo estaba pasando realmente mal. Lloriqueando como un bebé, insistió:

– ¡Por favor, te lo suplico! Prometo que no te haré ningún daño. Tan sólo quiero salir de  esta trampa o moriré antes del amanecer.

La vaca estaba deseando irse de allí porque no se fiaba ni un pelo, pero empezó a sentir que debía hacer algo pues era una vaca buena que no soportaba ver sufrir a los demás. Dudó unos instantes y al final, con el corazón encogido, accedió. Se aproximó a él con cuidado y con la fuerza de su cabeza apartó el tronco.

El tigre, muy dolorido, se incorporó sin ni siquiera dar las gracias. Estaba agotado y necesitaba beber agua, pero sobre todo quería comer. Llevaba una semana apresado sin probar bocado y tenía las paredes del estómago tiesas de tanta hambre. Se quedó pasmado mirando a la vaca de arriba abajo y empezó a salivar, pues más que vaca veía un riquísimo filete.

Relamiéndose, la amenazó:

– ¿Sabes una cosa, vaca?…¡Ahora mismo voy a comerte!

La vaca se estremeció pero no se dejó intimidar. Indignada, se encaró con el tigre.

– ¡No puedes hacerlo! ¡Has prometido no hacerme daño a cambio de liberarte!

– Sí, ya lo sé, pero si no te como me muero de hambre ¡No tengo elección!

– ¡Eres un mentiroso! ¡Jamás debí confiar en ti!

La cosa se estaba poniendo muy fea cuando pasó por allí un conejo, famoso por ser un tipo inteligente, instruido y justo, que siempre solucionaba los conflictos que surgían en el bosque.

– ¡¿Qué está pasando aquí?! ¿Se puede saber por qué discuten ustedes tan acaloradamente?

La vaca sintió alivio ante su presencia y le explicó detalladamente que el tigre la había engañado y estaba a punto de devorarla. El felino, por su parte, expuso sus razones y trató de justificar su vil mentira.

El conejo, después de escuchar las dos versiones, se puso a reflexionar al tiempo que se atusaba las barbas como si fuera un gran filósofo de la Antigüedad.

Un minuto después, habló haciendo gala de cierta pedantería.

– Antes de decidir quién tiene la razón quiero que me muestren el lugar del suceso para comprobar con mis propios ojos cómo se desarrollaron los acontecimientos. Después, emitiré mi veredicto.

Ambos  señalaron a la vez el tronco caído y el conejo lo contempló detenidamente. Después,  le indicó al tigre:

– A ver, tigre, colócate exactamente en el lugar donde te encontró la vaca.

El tigre se tumbó de mala gana en ese lugar que le traía tan malos recuerdos.

– Y ahora tú, vaca, ponle el tronco encima para ver cómo fue el accidente.

La vaca arrastró el tronco y lo colocó sobre el tigre, que de nuevo quedó inmovilizado.

– ¡Así es como estaba cuando pasé por aquí y le oí gemir!

Entonces, el conejo dio unas palmadas y le gritó:

– ¡Pues ahora corre, aprovecha para escapar! ¡Es tu única oportunidad!

La vaca, viendo la jugada maestra del conejo, puso pies en polvorosa y desapareció en menos que canta un gallo. Cuando el conejo se aseguró de que estaba bien lejos, retiró el tronco y liberó al tigre.

– ¡Espero que hayas aprendido la lección! Jamás utilices la mentira para conseguir tus propósitos  y menos con alguien que haya arriesgado su vida para salvar la tuya.

El felino se sintió burlado y muy, muy avergonzado. A partir de ese día, fue honesto y cumplió siempre su palabra.

El tigre y la vaca

Explicación:

Contestado por comunidadessaludable
5

Respuesta:

Había una vez una anciana viuda que tenía una hija muy lista llamada Luz. Cuando la niña creció le prometió que podría ir a estudiar a la ciudad lo que siempre había soñado: Astrología. Cada noche sacaba sus prismáticos para descubrir estrellas en el cielo.

Ahorró durante mucho tiempo y, cuando cumplió 16, se pudo comprar un telescopio. Después, cuando llegó a la mayoría de edad, su madre cumplió su promesa y logró que fuese a la universidad de Astrología. Eso sí, para hacerlo, tenía que ir a la ciudad y dejar el pueblo en el que había crecido y donde vivían todos sus amigos y familia.

-Yo soy mayor y no puedo acompañarte -le dijo su madre-, pero toma este pañuelo que heredé de tu abuela hace años y te protegerá por el camino. La joven no se fiaba solo de la protección del pañuelo y pidió a una amiga que la acompañase.

Las chicas partieron cabalgando en sus caballos. Después de recorrer varios kilómetros, a Luz le entró la sed.

-Baja del caballo, coge mi cantimplora y tráeme agua de esa fuente-dijo la joven, que era algo mandona, a su amiga.

-Si tienes sed, baja a por agua tú misma -contestó la chica- que ya estaba cansada de que le estuviese dando siempre órdenes.

La joven no quiso discutir y se bajó a beber agua directamente de la fuente. Cabalgaron unas cuantas horas más, y Luz volvió a tener sed. Pidió a su amiga agua, pero recibió la misma respuesta y tuvo que bajar del caballo a beber en un manantial. En ese momento, el pañuelo que le había dado su madre, sin que ella se diera cuenta, se cayó de su mochila al agua y se lo llevó la corriente. Pero la otra joven sí lo vio. Pensó que, ya que había perdido el talismán que la protegía, ahora podrían invertir los papeles y ser ella quien le pidiese constantemente cosas. La joven no se atrevió a rechistar y así siguieron el camino hacia la universidad.

Cuando llegaron, fueron recibidas con alegría por el resto de estudiantes. La amiga de Luz, disfrazada, subió a la zona de las aulas y la otra se quedó en el patio. El director la vio por la ventana.

Una valiosa lección-¿Quién es esa joven? -preguntó.

-Es una vagabunda que recogí por el camino - dijo la farsante-. Puede ayudar en la biblioteca a colocar los libros.

Al director le pareció todo muy raro y decidió poner a la joven a prueba pidiéndole que hiciese una redacción. No llegó a empezarla, porque sabía que eso la delataría. Confesó todo y explicó que solo quería que Luz se diese cuenta de lo mal que le hacía sentir con su comportamiento. El director celebró la sinceridad de la chica e hizo todo lo posible para que hiciesen las paces y se tratasen la una a la otra con respeto

Explicación:

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