un cuento corto con figuras literarias , sarcasmo , ironia y humor por favooor :(((
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
“De todos mis enemigos el más encarnizado ha sido el Hambre. No es
que sea un comilón y hasta podría decir que comer no me apasiona. Pero me
gusta vivir. Y en todo momento el Hambre se ha propuesto matarme. Tal avieso
designio dio por resultado que en el curso de mi vida me viera en la necesidad
de sostener encarnizados combates con ella. Recuerdo uno particularmente sangriento: estábamos en el machadato. Año 1932. Vivía en Camagüey, en un barrio llamado la Zambrana. En dicho año tenía exactamente veinte años. De
acuerdo con la desnutrición imperante en mi familia, apenas si mi cuerpo pesaba unas ochenta libras; para colmo, me daban unos ataques: unos decían que yo
era epiléptico; otros afirmaban que se trataba de un hindú que se había apoderado de mi espíritu… Los dejaba hablar, pero estaba convencido de que era el
Hambre la autora de mis ataques.
En una ocasión nos pasamos cuatro días sin probar bocado (sic). Nuestra
reserva de plátanos en fermentación para hacer vinagre (papá pretendía hacer
un vinagre que compitiera con el de la marca Heinz) había llegado a su fin. De
paso diré que comer plátano fermentado equivale a la ingestión de bebida alcohólica. Uno se adormece y tiene dulces sueños, con lo cual queda probado
que la vida tiene siempre un recurso salvador. Pues como los plátanos se habían
acabado y no teníamos a mano el recurso heroico de la carne de caballo o la rata de la Comuna de París, apelamos al procedimiento clásico de echarnos en nuestras respectivas camas. He aquí toda una huelga de hambre que nadie se ha propuesto. En la del cuarto día, apenas sin fuerzas, con la cabeza que me daba
vueltas y con la voluntad reducida a su mínima expresión, arremetí contra el
hambre saliendo a la calle, tocando a la puerta de una vecina y pidiéndole alimentos. Media hora más tarde, mi familia y yo estábamos a salvo. En cuanto al
Hambre, la vimos alejarse avergonzada, seguida de cerca por los feroces mordiscos de nuestros deliciosos eructos
Explicación: