un cuento con las siguientes palabras:
-campesino
-brillante
-camino
-estrella
-escuela
-maestra
-computador
-cariño
-esfuerzo
Respuestas a la pregunta
Había una vez, un campesino que, con mucho esfuerzo y cariño, crío a un valiente niño soñador: el pequeño mocoso era tan castaño como su padre y constantemente tenía la ilusión de tener un computador lo cual, para su desgracia, era casi imposible en aquel diminuto pueblo.
Más allá de eso, soñaba despierto de camino casa con guerreros espadachines y monstruos deformes que querían dominar el mundo. Su escuela era el principal escenario de tales fantasías, ¿un monstruo entrando a su salón listo para descuartizar a su maestra? ¡Claro que no! Siempre estarían los guerreros para salvarlos a todos de la destrucción y el caos.
— ¡Gracias por la comida, papá! Por cierto, ¿puedo lavarlos los trastos más tarde? Ya sabes... Tarea, escuela.
— Vale, vale, luego lavas los platos, ¿de acuerdo? No tardes mucho.
— ¡Gracias!
Aquella noche, en el cielo oscuro, había una estrella más brillante que el resto, y mientras el niño escribía en un cuaderno rojo justo enfrente de la ventana, recordó las palabras que alguna vez le dijo su padre:
"Cada estrella en el cielo es una vida que murió y renació en el cielo, más brillante que nunca y llena de alegría; deberías asegurarte de pedirles por tus seres queridos y quizá, también por un deseo."
Así lo hizo siempre él; estrella especialmente hermosa que veía, deseo que pedía.
Las aventuras que ocurrían en su mente sin duda fueron una gran distracción de la constante angustia de su padre por la falta de dinero, pero la realidad siempre estaba ahí, y no podía dejar de existir.
Entonces, se aseguró de decirlo siempre igual: — Por favor, queridas estrellas, llenen incluso más de amor y esperanza a mi padre, brinden aquello justo que merecemos; no pido por riquezas, sino por estabilidad, gracias, gracias.
Al final funcionó.