Educ. Fisica, pregunta formulada por sthephanie35, hace 10 meses

un cuento con el deporte de bàsquetbol ,porfa respondanla y perdonen si soy cansona ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por expresionpublicitari
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Respuesta:

Explicación:

A Luca no le gustaba mucho hacer deporte. Sus compañeros sabían jugar a todo y todo se les daba bien: el fútbol, el baloncesto, el tenis, el balonmano… Pero a Luca no le gustaba nada ser siempre el que fallaba los puntos o el que no sabía hacer buenos giros con la pelota, de esos que impresionan a la gente que ve jugar a otros.

Un día, en clase de educación física, el profesor llevó a los niños a visitar una pista de atletismo. Allí un atleta profesional les explicó cosas curiosas, como la forma de correr por la pista, llamada tartán, y por qué había que usar zapatillas de clavos para correr por ella, las diferencias entre el lanzamiento de peso, el lanzamiento de jabalina y el lanzamiento de martillo, cómo se saltaban las vallas, en qué consistían los saltos de longitud, la diferencia entre el salto de altura y el salto de pértiga y muchas más cosas.

-¿Os apetece probar? -preguntó el profesor a los alumnos cuando acabaron la ruta por la pista de atletismo.

Los muchachos estaban entusiasmados. El atleta profesional y otros deportistas habían preparado varias actividades para que los muchachos disfrutaran haciendo atletismo y descubrieran alguno de sus secretos. Pero a Luca no le hacía mucha gracia.

El profesor se dio cuenta y se acercó a Luca.

-No pareces muy entusiasmado, Luca -dijo el profesor.

-No me apetece nada correr para quedar el último -dijo Luca.

-Nunca se sabe -dijo el profesor-. Además, el atletismo es mucho más que correr, incluso aunque se trate de hacer una carrera. Toma, creo que estas zapatillas de clavos son de tu número. Prueba a hacer las prácticas de velocidad y medio fondo, a ver qué pasa.

Luca se puso las zapatillas e hizo con ellas las prácticas en la pista. Con las zapatillas puestas y las instrucciones técnicas que dio el atleta profesional Luca descubrió que corría mucho más de lo que había podido imaginar. Incluso consiguió ganar la carrera de velocidad de doscientos metros y el medio fondo de ochocientos.

Cuando llegó a casa Luca le dijo a su madre que quería empezar a hacer atletismo.

-Pero si a ti nunca te ha gustado hacer deporte. ¿Qué ha cambiado? -dijo su madre.

-He descubierto algo en lo que soy bueno -dijo Luca. Después le contó todo lo que había ocurrido en la pista de atletismo.

-Luca descubre el atletismoHaber ganado un par de carreras no te convierte en un gran atleta, Luca -dijo su padre-. Cuando empieces a competir encontrarás gente muy buena. Entrenar es muy duro y las carreras son muy exigentes.

-Lo sé, pero eso no me importa -dijo Luca-. Por primera vez en mi vida siento que puedo ser bueno en un deporte y no pienso desaprovechar la oportunidad de intentarlo.

Lo más curioso de todo es que Luca no solo se convirtió en poco tiempo en un gran atleta, sino que también mejoró en otros deportes, y no solo por ser el que más corría en la pista.

-Parece que lo que a mi me faltaba era un empujón -dijo un día Luca a su madre.

-Más bien lo que te faltaba era algo que te hiciera confiar en ti mismo -dijo su madre.

Y así fue como Luca empezó la carrera que algún día le llevaría a ser clasificado para participar en los juegos olímpicos.


sthephanie35: era sobre basquetbol
Contestado por pedidoadios
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Respuesta:

Timón era un niño muy bajito que tenía diez años. Era tan bajito que en la escuela tenía un pupitre más pequeño que el de los demás, se vestía con la ropa de su hermano de seis años y usaba una bicicleta más chiquitita que las de los niños de su edad.

Nadie sabía por qué Timón no crecía más, pero a él no le importaba porque ser bajito también tenía sus cosas buenas. Tan solo se sentía triste en el colegio, donde todos los niños se burlaban de él.

Nunca querían jugar con él a nada y, en clase, cada vez que la profesora lo llamaba se reían de él porque no llegaba a la pizarra y tenía que subirse a una silla.

Timón muchas veces se sentía mal, porque sus compañeros no se daban cuenta de que él no era el único diferente. Por ejemplo había otro chico que era tan alto que podía tocar los árboles más altos con las manos, otro con unas gafas enormes porque casi no veía y otro tan delgado que tenía que darle dos vueltas al cinturón. Cada uno de los niños tenía alguna característica diferente y eso lo hacía mucho más divertido, pero para los niños lo único divertido era burlarse del pobre Timón.

Un día, mientras estaban en el recreo, Timón estaba sólo comiéndose un bocadillo y, cuando lo terminó, decidió hablar con sus compañeros para preguntarles si querían jugar con él.

- Estamos jugando a las carreras. Tu, como tienes las piernas tan cortitas, no puedes correr rápido – le dijo Manuel, el cabecilla del grupo

Timón se dio la vuelta y volvió a quedarse sólo hasta que, al día siguiente, vio que sus compañeros jugaban al fútbol y se acercó para preguntar si podía jugar con ellos.

- Timón, tu no vales para jugar al fútbol. ¡Contigo en el equipo perderemos seguro! – le volvió a decir Manuel

Entonces, Timón se volvió a marchar solo a una esquina del recreo.

Esa misma tarde, su hermano se encontró una pelota de baloncesto y, cuando llegó a casa, le dijo:

- Timón, ¡Mira lo que me he encontrado! ¿Quieres jugar al baloncesto conmigo?

Timón, que no había jugado nunca al baloncesto, se puso muy contento. Los dos hermanos empezaron a jugar, cuando, de repente, los dos se dieron cuenta de que Timón encestaba todas las pelotas a la primera.

Resultó que Timón tenía muchísima fuerza en los brazos y podía encestar la pelota desde la otra punta de la pista incluso.

Al día siguiente, los niños del colegio estaban jugando al baloncesto, así que Timón, muy contento, se acercó para jugar con ellos.

- ¿Puedo jugar con vosotros? Soy muy bueno encestando la pelota

- ¡Jajajajaja! Un niño tan pequeño como tú no puede jugar al baloncesto – dijo Manuel

- ¡Sí que puedo! Y además lo hago muy bien. Déjame la pelota y te lo demostraré.

Pero Manuel se echó a reír y continuó jugando con sus amigos sin darle a Timón la opción de intentarlo.

TTimón, el pequeño jugadorimón volvió a quedarse solo, pero, justo en ese momento, levantó la cabeza y vio un cartel que anunciaba un concurso de triples.

Timón no se lo pensó dos veces. Quería jugar y demostrar a sus compañeros y especialmente a Manuel, que aunque fuera más bajito que los demás no se merecía que le dejaran de lado.

Por fin llegó el concurso. Tenían que lanzar la pelota diez veces y ganaría el que más balones encestara. Todos fueron probando pero nadie lograba hacer un diez. Hasta que por fin llegó el turno de Timón.

- ¡Timón, con tu estatura no vas a encestar ni una! – le gritaban

Pero Timón se armó de valor y lanzó todas las pelotas sin fallar ni una. Fue el primero en conseguir el diez y todos se quedaron boquiabiertos.

Timón ganó el primer premio y demostró a todos sus compañeros que ser bajito no le impedía hacer las mismas cosas que los demás. Éstos se disculparon por su comportamiento y nunca jamás volvieron a meterse con él.

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