Un buen diálogo consiste en
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
expresar lo que se quiere decir.
Respuesta:
Dialogar es una de las facetas más difíciles de la labor de escribir, o al menos así me lo parece. Conseguir que los diálogos no sean acartonados, que complementen la acción, y contribuyan a la historia es muy difícil, pero aquí os traigo las reglas que yo siempre procuro tener presentes para mejorar mis diálogos.
Un buen diálogo:
1. Hace avanzar la acción.
Tus personajes no deben parar a hablar… incluso si en la historia se paran a hablar. El lector nunca debe tener la sensación de que la historia se detiene porque Fulanito debe confesar a Menganita que en realidad son primos y su amor imposible.
El diálogo tiene que ser parte de la narración, y por tanto esas palabras deben aportar a la historia y dar lugar a la acción que suceda a continuación.
2. Es realista, pero agradable de leer.
Por muy culto que tú seas, si tu personaje es un cani de barrio tiene que hablar como un cani de barrio. Si no sabes cómo hablan los canis, tendrás que averiguarlo, pero es importante que el diálogo se ajuste a las características del personaje tanto como su indumentaria o su manera de actuar.
Lo que tampoco debes hacer es sobrecargarlo de las pausas e interjecciones que solemos usar al hablar, pues resultaría cansado para el lector.
3. No debe ser más informativo que la acción.
Ya lo expliqué en mi artículo Show, don’t tell, no me lo cuentes, muéstramelo.
Es tentador aprovechar los diálogos para informar de algunos datos al lector, pero eso sólo demuestra que eres un escritor perezoso y además mediocre.
Un ejemplo de esto sería:
—Hola, Marta —dijo su madre al verla entrar en casa—. ¿Qué tal te ha ido hoy el trabajo? Pareces cansada, claro, ser médico en la planta de psiquiatría del hospital San Esteban debe ser agotador.
No sé a vosotros, pero mi madre no me saluda diciendo “Hola, Yolanda”, y yo tampoco voy saludando a la gente mencionando su nombre. Y si me nota cansada, lo dice o no, pero sin dar explicaciones de las causas de mi cansancio, en todo caso me preguntaría por ellas.
Un ejemplo sería:
—Hola, cariño —dijo su madre al verla entrar en casa —. Menuda cara traes, no me irás a decir que estás cansada… Total te pasas el día sentada oyendo las sandeces de tus locos… Aquí te querría yo ver, cuidando de estas bestias que tienes por hijos, que yo no sé cómo pueden ser tan mal educados, y aguantando a tu padre, que cada día está más viejo y más insoportable.
4. Es distinto para cada personaje.
En la vida real hay gente más parlanchina, otros son más lacónicos, otra gente tiene sentido del humor y se nota en su modo de hablar. Además hay quien tiene un vocabulario pobre y repite palabras constantemente, o termina todas sus frases con una muletilla.
Tus personajes también tienen que tener su propio estilo al hablar, por lo que es importante que cuando los definas, reflexiones sobre su manera de expresarse.
5. No puede ser sustituido por una acción o un gesto.
Si puedes sustituir un diálogo por una acción o un gesto de los personajes, es que ese diálogo sobra y debes borrarlo, porque no aporta nada.
6. Es breve, incluso si se trata de un discurso.
Debes reducir los diálogos, de manera que no aburran al lector y, en caso de que uno de tus personajes tenga un parlamento largo, tienes que trocearlo incluyendo acotaciones sobre la situación o con diálogos de otros personajes.
7. Incluye los sentimientos del personaje sin necesidad de acotaciones.
Un buen diálogo debe mostrar cómo se siente el personaje al hablar sin que tengas que usar adjetivos u adverbios en la acotación que expliquen esos sentimientos al lector.