UN BREVE RESUMEN SOBRE LA PIEDRA DE TANDIL POR FAVOR ES URGENTE
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LA PIEDRA DE TANDIL. El 29 de febrero de 1912, cayó la piedra de Tandil, el misterioso y extraordinario equilibrio de una mole que desafió las leyes de la gravedad durante muchos años y tan misteriosos como su extraordinario equilibrio, fue que esta mole eligiera un 29 de febrero (un año bisiesto), para dejar el sitio que había ocupado durante siglos.
Miles de años atrás, la piedra de 380 toneladas, había formado parte de la cumbre del cerro. En algún momento rodó hasta la orilla del precipicio quedando casi en el aire, sostenida apenas sobre una pequeña base. Después comenzaron a pasar los siglos y ni las vibraciones del suelo ni los vientos ni las explosiones de dinamita de canteras vecinas, consiguieron alterarla. Se convirtió en lugar de peregrinaje obligado para miles de turistas, motivo de tarjetas postales, curiosidad infaltable en los libros de texto.
Para explicar el enigma de su movimiento, nacieron leyendas que alimentó la fantasía. Una de ellas habla de un tigre fabuloso que se alimentaba del Sol. Para detenerlo, un indio le arrojó una flecha que no alcanzó a matarlo. Su cuerpo herido quedó debajo de la piedra, que se movía a causa de su furia impotente. Otra leyenda cuenta que la zona era dominio del cruel cacique Tandil. Contra su violencia se alzó su propia esposa, la india MINI TANDIL, enterado de la conspiración, mandó que la ataran a la roca y que fuera apedreada hasta morir. En la agonía, MINI lo maldijo: Mi muerte conmoverá la montaña y tus ojos verán mi corazón latiendo en esta piedra. Tigre o mujer, la roca, en un inexplicable milagro de estabilidad, se movía rítmicamente a la simple presión de la mano. Hasta que de pronto, aquella tarde inolvidable, cayó de su sitio y quedó como una roca cualquiera en el fondo de una cuneta y el pedestal, sin cabeza.
El informe técnico realizado poco después no pudo aclarar las causas de la caída. Algunos sospecharon un atentado, pero no se probó el uso de ningún explosivo y las manchas negras que se veían resultaron ser simplemente hongos. El informe descubrió otro misterio: siempre se había pensado que en el punto de contacto debía existir una concavidad en la que calzaba la base convexa de la piedra. Sin embargo, las dos superficies eran convexas. Desde el mismo día de la caída se realizaron planes para colocarla nuevamente en su lugar, pero jamás se llevaron a la práctica. De todas maneras, nunca sería lo mismo, ya que hoy puede verse la «nueva «Piedra Movediza de Tandil», pero esta vez habrá que conformarse con lo que se ve: una exacta imitación de aquella famosa piedra, hecha con cemento y quizás un armazón de hierro y alambres, pobre remedo de la original, pero valioso esfuerzo de los vecinos que tratan que «su piedra» siga atrayendo el turismo hacia su querida ciudad.
Y aunque los turistas ya no podrán poner como antes, una botella en la base de la roca para ver como con su balanceo la pulverizaba, los artesanos locales podrán seguir vendiendo sus reproducciones de la famosa roca, contar historias y leyendas acerca de ese bien que la naturaleza (o quizás fueron los extraterrestres?), les había dado para ayudarlos a vivir mejor y los soñadores de siempre, continuarán con sus proyectos para volver a poner en su sitio a la piedra original, pero dudando de poder hacerlo, porque según los tandilenses creeen, la «Piedra movediza de Tandil no fue puesta donde estaba por la mano de un ser humano».