Un artículo de opinión sobre la violencia familiar en el hogar
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MARCOS SantiagoMARCOS Santiago 30/07/2008
Desde hace miles de años el hombre fue cabeza de familia. Para cambiar las mentes y las costumbres que nos enseñaron desde cunas y colegios y desde que el primer hombre primitivo se fue a cazar y su compañera decidió quedarse en la cueva ante su avanzado estado de gestación, la igualdad de sexos ha sido muy lenta, tanto, que la nueva educación de igualdad de géneros precisa ir acompañada de un endurecimiento de las leyes penales. En el tipo no existe la posibilidad de conducta calificada como falta. El art. 153 tipifica como delito un solo maltrato, que no cause una lesión definida como delito en otro artículo. El resultado está siendo eficaz y la principal frase de muchos hombres es esa que tanto se repite en barras de bar de barrio: ten cuidado con las mujeres que está la cosa muy mala y te llevan preso rápido. La vía judicial está consiguiendo lo que el sistema educativo en solitario tardaría siglos. Las medidas coercitivas enseñan más que los libros para modificar actitudes. Pero no podemos olvidar que la ley sobre todo es justicia y el delito de maltrato en el ámbito doméstico que antes correspondía a una falta podría gozar de una atenuante específica. La atenuante histórica se podría llamar. Se debe aplicar esa atenuante porque la conducta machista pasó a los genes de tanto repetirla nuestro antepasados. Como también existe una violencia que por los mismos motivos histórico educativos no llega al derecho penal y es la violencia psíquica de las mujeres sobre los hombres.