Tú crees que eres importante para el mundo. ¿Por qué?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Yo soy importante porque decido serlo. Porque sin mí yo no sería nada. De hecho, desde mi perspectiva, el mundo ni siquiera existiría si yo no estoy.
Explicación:
Yo juzgo si las cosas del mundo, de la vida, me gustan, me parecen bien, me parecen mal, no merecen mi atención... Por tanto, yo decido parecerme bien a mí mismo. ¿Y por qué decido ésto? Porque lo contrario es garantía de infelicidad. Es decir, si quiero ser infeliz no tengo más que decidir que no me gusto y no soy importante. Y como yo prefiero ser feliz a infeliz, prefiero decidir que sí soy importante. Lo más importante del mundo, ya que soy el centro de mi perspectiva del mundo.
Sin embargo, esta visión que puede considerarse intelectualmente correcta, puede no estar bien establecida en nuestros sentimientos, ya que podemos estar pensando que cada cosa que hacemos o pensamos es incorrecta. Por ello, voy a preguntarme con cada pensamiento o sentimiento ¿Qué tiene de malo haber pensado o sentido esto?
Por ejemplo, si pienso que ahora me siento solo y nadie me comprende. ¿Qué tiene de malo haber pensado ésto? Nada. Es simplemente un pensamiento que ha pasado por mi mente. Si me preocupa estar solo puedo llamar a amigos, y si no los tengo, acudir a alguna actividad que me permita conocer gente o simplemente presentarme a personas que vea por la calle. Si nadie me comprende, puedo aprender a explicarme, o conformarme con comprenderme yo mismo, o decidir que lo que busco no es comprensión, sino aprobación y me basta con la mía. No he hecho nada malo por pensar eso y no haré nada malo si lo vuelvo a pensar. Yo puedo pensar lo que mejor me parezca. Y también puedo sentir lo que me parezca. Si quiero sentir lástima de mí mismo ¿qué? son mis sentimientos. Y si decido sentirme feliz ¿qué? son mis sentimientos. Nadie puede decirme si siento bien o mal, si son correctos o incorrectos. Eso no existe, por más que haya quien quiera imponernos cuándo debemos divertirnos, aburrirnos, sentirnos tristes, alegres, etc.
En conclusión, yo soy importante porque decido serlo, y eso me permite pensar, sentir y actuar libremente. Soy mi único juez relevante (aunque haya muchos más jueces que me quieran juzgar no tengo por qué acatar sus sentencias) y si quiero, puedo elegir sentirme mal, o bien, sin ningún motivo que explicar o justificar a los demás ni a mí mismo.