tres procedimientos humoristicos y ejemplifica con las historias de mafalda
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En este mundo siempre necesitado de sensatez y de elocuencia para hacer llegar sus palabras a la gente, nos hemos quedado sin Quino. Tal era el seudónimo o el nombre de autor del dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado Tejó (1932-2020), el gran humorista gráfico, hijo de andaluces emigrantes, que nos regaló entre 1964 y 1973 a la inigualable Mafalda, esa niña vieja, inteligente, marisabidilla y pletórica de sentido común cuyas apreciaciones desconciertan tanto a los que la rodean por su lucidez, sus excentricidades y su costumbre del contrapunto. Un faro fijo que alumbraba sin contemplaciones las estupideces de las personas y los males de la sociedad. He aquí unos cuantos ejemplos.
Mafalda y la democracia
La inigualable Mafalda, esa niña vieja, inteligente, marisabidilla y pletórica de sentido común cuyas apreciaciones desconciertan tanto a los que la rodean
Suele decirse que la democracia es un sistema político imperfecto pero, aun así, el mejor posible, aquel que incluye la organización social y las obligaciones de la ciudadanía y el respeto por los derechos humanos para el desarrollo de nuestras libertades. Todo ello en un permanente tira y afloja entre los que desean hacer de su capa un sayo aunque sea contra el bien común y el de su ejercicio legítimo contra las tendencias autoritarias de determinados gobiernos. Y en esta historieta de Mafalda, Quino expone con una grata ironía el sentimiento de frustración democrática que se experimenta en muchos países.