TRABAJO DE LENGUAJE
Escribir un cuento.
1. Utilizando los signos de puntuación.
2. El cuento tiene que ser inventado.
3. Título del cuento.
4. Los personajes son los integrantes de tu familia.
5. El cuento puede ser: alegre,triste,de aventura, real, imaginario, deporte,etc.( Nada de violencia)
6. El cuento puede referirse a algún valor: honestidad, solidaridad, amistad, responsabilidad, respeto, fortaleza, perseverancia,escoge una opción.
7. El lugar puede ser: el campo, la ciudad, el hogar,o cualquier otro lugar.
8. El cuento debe tener diálogos.
9. Recuerden que el cuento debe tener: inicio-desarrollo-desenlace.
10. Se revisará: ortografía, contenido, imaginación, creatividad. AYUDA PORFAVOR
Respuestas a la pregunta
Respuesta:LA ENFERMEDAD DE TINO
Érase una vez un matrimonio que tenía un hijo de corta edad al que llamaban Tino. Un precioso niño de
ojos avispados e inteligentes, con su buena mata de pelo negro. Lo que se dice un niño guapo.
Antes de cumplir los tres años, Tino manifestó los primeros síntomas de una enfermedad un tanto insólita.
Un día, cuando su madre entró en la habitación donde lo había dejado jugando en la alfombra durante
unos minutos, vio que el niño era más pequeño que cuando ella había salido. Lo cogió en brazos, lo
acarició y... se había equivocado. Tino era el mismo de siempre. No habían cambiado ni su peso ni su
estatura.
Otro día, los padres dejaron solo a Tino en la sala durante un momento. Cuando volvieron, lanzaron un
grito al unísono.
—¡Tino! ¡Tino!
El niño levantó la mirada, sonrió… Los padres suspiraron aliviados.
—Por un momento, lo vi tan pequeño como si fuese un muñequito… —dijo el padre.
—A mí me pasó lo mismo el otro día… —añadió la madre.
Los dos se tranquilizaron. Pero más adelante volvió a repetirse lo mismo varias veces más. Entonces,
decidieron llevarlo al médico, que lo midió, lo pesó y, tras un reconocimiento completo, concluyó:
—Me parece un niño sano y fuerte. Todo está bien.
—Pero entonces, doctor…
—Vamos a hacer una prueba. Saldremos fuera los tres y lo dejaremos solo un momento para ver qué
pasa. Se quedaron escuchando detrás de la puerta. Ni un ruido. Tino no lloraba ni se movía. Cuando
volvieron a entrar, Tino se había hecho pequeño, pero pequeño pequeñísimo. Aunque, nada más verlos,
volvió a ser el que era.
—Ya entiendo, ya entiendo. No es exactamente una enfermedad, pero es una cosa rarísima. Solamente
sucedió una vez, hace cien años, en América…
—¿Y de qué se trata? ¿Es grave? Díganoslo, doctor, no nos deje con esta preocupación —rogó la mujer.
—Calma, calma. No hay motivo para alarmarse. Este niño lo que necesita es no quedarse solo jamás.
Cuando se queda solo, empequeñece. Necesita compañía.
—Pero nosotros nunca… casi nunca lo dejamos solo.
—Entiendo. Pero no se trata de eso. Tino debe estar con niños de su edad: un hermanito, amigos,
compañeros de colegio y de juegos, ¿comprenden?
—Sí, doctor. Gracias. ¿Y siempre será así, incluso cuando crezca? —preguntó su madre intranquila.
—Eso ya se verá —dijo el médico elevando los brazos al cielo—. Aunque si fuera así, ¿creen que sería
una desgracia?
Padre y madre se llevaron a casa al pequeño y se preocuparon por él aún más que antes. Tino tuvo un
hermanito, fue al colegio, creció, era inteligente y activo.
Era un chico estupendo al que todos querían. Jamás iniciaba una riña, sino que ponía paz entre los
contendientes.
Cuando se hizo mayor, fue a la universidad. Un día, cuando ya tenía veinte años, estaba estudiando en su
habitación. Esa vez estaba completamente solo, aunque lo más frecuente era que viniese algún amigo a
estudiar con él. Entonces, sus padres tuvieron, a la vez, la misma idea.
—¿Vamos a ver?
—No sé. Ya han pasado muchos años.
—Pero quiero saber si todavía...
Y, de puntillas, miraron por turnos a través del agujero de la cerradura…
Luego, los dos se abrazaron llorando de alegría. Vieron que Tino no había menguado ni siquiera un
milímetro y continuaba estudiando tranquilamente.
Tenía tantos amigos, tantos hilos que le unían a la vida, tanto que aprender, tantos proyectos y
esperanzas, tantas
ganas de trabajar... Todas esas cosas uno las lleva consigo mismo cuando está solo. Por eso,
verdaderamente solo no se está nunca.
ESPERO HABERTE AYUDADO