TORTURAS EN ESPINAR paráfrasis de esta historia.
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la tarde del pasado 22 de julio en las afueras de la ciudad de Espinar (Cusco), las horas más violentas de la represión policial contra la huelga indefinida que exige a la minera Glencore-Antapaccay un bono solidario para sobrellevar la crisis económica que generó la pandemia del COVID – 19.
El humo se veía desde la Plaza de Armas de Espinar (Cusco) la tarde del pasado miércoles 22 de julio, casi a las 04:00.p.m. A una hora de distancia, según las referencias de los testigos, en los cerros cercanos al conocido panteón del pueblo de Tintaya Marquiri, se había desatado otro enfrentamiento entre policías y militares contra comuneros que se mantenían en huelga indefinida hasta que la minera Glencore-Antapaccay acepte otorgar un bono solidario de mil soles a las familias de la provincia de Espinar.
En esa zona, donde se encontraban reunidas un grupo de madres a cargo de la alimentación de los manifestantes, habían llegado las fuerzas del orden al ritmo de una emboscada. Al ver que robustos militares forcejeaban y empujaban a mujeres que -por sus edad [...]- apenas podían trotar, un grupo de manifestantes jóvenes salieron en defensa de ellas y fueron recibidos con balas de armas de fuego, perdigones y gases lacrimógenos.
Pese a las municiones y armamentos que permitieron a los militares ganar terreno y dispersar a los comuneros, fueron sus mismos recursos los que terminaron por hacerlos retroceder. El gas lacrimógeno y los perdigones que salían hirviendo al dispararse, encendieron los pastos de los cerros y desataron una oleada de humo que por la dirección del viento terminó cegando y ahogando a los mismos soldados y policías.