todos cambian su celular y computadoras y se acumularán en las calles montañas de productos electrónicos que desprenden metales tóxicos y productos químicos consecuencias y como evitarlo
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Las dudas en cuanto a los posibles efectos cancerígenos derivados de las ondas de radiofrecuencia que emiten los teléfonos móviles es un tema que genera debate... y que muchas veces plantea más preguntas que respuestas.
¿Hasta qué punto son peligrosas este tipo de ondas? ¿Corremos el riesgo de desarrollar tumores por usar el celular de manera constante? ¿Qué debemos hacer para evitarlo?
Los científicos llevan años estudiando este fenómeno y publicando estudios que no parecen tener una conclusión determinante.
Pero lo que sí sabemos es que las ondas de radiofrecuencia son una forma de radiación no ionizante, menos potente que la ionizante, que se desprende de los rayos x o ultravioleta, y que ésta última es capaz de romper enlaces químicos en nuestro ADN.
La Sociedad Americana Contra El Cáncer explica en su sitio web que "la inquietud se concentra en si los teléfonos celulares podrían incrementar el riesgo de desarrollar tumores en el cerebro o en la región de la cabeza y cuello".
Y aunque afirma que las ondas emitidas por los celulares "no son lo suficientemente intensas como para ocasionar daños en el ADN de forma directa o calentar los tejidos corporales", también dice que "no está claro cómo los teléfonos celulares podrían causar cáncer" y que hay estudios que respaldan esa idea, aunque por ahora no tienen suficiente evidencia.
No se ven a simple vista pero en ocasiones pueden desencadenar alergias en la piel o problemas en los órganos. Los dispositivos móviles como los celulares y tabletas tienen entre 500 a 1 000 compuestos. Algunos son tóxicos.
Estudios realizados en la Unión Europea afirman que, en promedio, los aparatos eléctricos y electrónicos están compuestos por un 25 por ciento de componentes reutilizables, un 72 por ciento de materiales reciclables (plásticos, metales ferrosos, aluminio, cobre, oro, níquel, estaño) y un 3 por ciento de elementos potencialmente tóxicos (plomo, mercurio, berilio, selenio, cadmio, cromo, sustancias halogenadas, clorofluocarbonos, bifenilos policlorados, policloruro de vinilo, ignífugos como el arsénico y el amianto, etc.).
Marcelo Ayala, especialista en terminales móviles y creador del Museo del Celular en Quito, explica que las baterías al igual que las plaquetas electrónicas son los componentes con mayor nivel de contaminación ya que tienen sustancias altamente tóxicas como cobalto, aluminio, acero inoxidable, cobre, litio, entre otros.
El especialista indica que lo más peligroso a lo que se exponen las personas es cuando la batería se infla y tratan de morderla o golpearla para que vuelva a su estado original. Este componente es un neurotóxico y puede afectar al riñón.
Una batería de litio puede contaminar 500.000 litros de agua, explica Ayala.
Además, los acabados de níquel con los que se fabrican algunos de los dispositivos electrónicos pueden generar alergias dermatológicas en los usuarios, según un informe publicado en la revista estadounidense Pediatrics.