todas las plantas están formadas por las mismas estrucciones
Respuestas a la pregunta
Explicación:
la reproducción de las plantas depende de la floración sincronizada de todos los individuos de una misma población y de la correcta construcción de los órganos de la flor, encontrándose ambos procesos bajo control ambiental y genético. Utilizando una pequeña planta, Arabidopsis thaliana, hemos podido alcanzar en los últimos años un conocimiento relativamente satisfactorio acerca de los mecanismos moleculares por los que las plantas reconocen las condiciones ambientales y modifican la expresión génica con el objetivo último de construir las flores. El conjunto de instrucciones parece estar conservado en muchas otras especies vegetales, lo que va a permitir, en un futuro no tan lejano, manipular la floración a voluntad en especies más útiles que Arabidopsis.
Tanto los biólogos aficionados como los poetas han gozado desde hace miles de años con la enorme variedad de formas, tamaños, y colores con que nos regalan las flores. Sin embargo, sólo hemos comenzado a entender cómo se construyen éstas hace relativamente poco tiempo. Hay tres cuestiones básicas que las plantas deben solucionar para reproducirse con éxito: cuándo florecer, dónde han de brotar las flores, y cómo construir los órganos florales. Hoy en día conocemos relativamente bien cuáles son los mecanismos moleculares por los que las plantas reconocen las condiciones ambientales, transducen la señal al interior y finalmente establecen el programa de desarrollo floral. Este avance en el conocimiento se debe sobre todo al éxito del abordaje genético en Arabidopsis thaliana, una mala hierba adoptada como modelo vegetal desde los años 80 (Figura 1).
Figura 1. Arabidopsis thaliana. A la izquierda se muestra una planta en la fase vegetativa de crecimiento, en la que sólo se producen hojas. A la derecha se muestra una planta en la fase reproductora, en la que la planta produce flores en lugar de hojas, alarga el tallo principal y genera tallos secundarios en las axilas de hojas previamente formadas.
Dicha estrategia ha consistido en el aislamiento de mutantes afectados en cada uno de las etapas de floración (Figura 2): unos con el tiempo de floración alterado (más tardíos o tempranos que las plantas silvestres); otros con defectos en la iniciación de las flores individuales; y algunos con defectos en la identidad de los organos florales (por ejemplo, con pétalos sustituyendo a estambres, etc.) El análisis del fenotipo de todas estas plantas mutantes y de las interacciones entre ellas, así como la identificación de los genes afectados en cada una de ellas ha permitido no sólo conocer nuevos procesos desde el punto de vista básico, sino también comenzar a aplicar dichos conocimientos para manipular la floración a voluntad, como veremos más adelante.