tipo de literatura había en los años 80
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
no se pero toma
Explicación:
Los experimentos del Modernismo internacional, que suponian para
el texto una dimensi6n autorreferencial, han terminado por concluir
tambien en la literatura latinoamericana. No porque el discurso literario
cese de hablar de si mismo, sino porque las practicas de una vanguardia
fecunda concluyeron por codificar sus repertorios, y el cambio del texto
dej6 de pasar por ellas y busc6, mis bien, explorar su materialidad mis
basica, rehaciendo el camino desde sus nuevos referentes y desde su escritura cuestionada por la dimensi6n actual de la prictica literaria, social
y politica. De manera que el texto literario latinoamericano responde hoy
a su propia tradici6n inmediata, modificando su registro y retornando
a los materiales elementales de su discurso, revisandolos en tanto emisores, c6digos y mensajes de una comunicaci6n que, evidentemente, requeria ser replanteada. Y responde asimismo al espacio de su propia producci6n, en tanto practica que contradice las usurpaciones del sentido
y las mixtificaciones del poder.
El rol que para la lectura presupone este discurso es el de una participaci6n activa. Un rol de apelaci6n mutua, porque el texto demanda
no ya la complicidad de la lectura (como en la d6cada del sesenta), sino
directamente los trabajos de conciencia del lector; al mismo tiempo, el
texto espera que el lector conecte las sucesivas series discursivas (social,
hist6rica, politica) de una escritura en la cual la lectura no se agota, sino
que recomienza. Este mutuo desenlace no supone para nada el hedonismo texto-lectura de hace una d6cada, sino, por el contrario, la alarma del
sentido percibido y el drama de la comunicacion que lo interroga.
Es por eso que este discurso literario, al comienzo de esta decada
de los ochenta, preiada de expectativas dramiticas y, sin duda, de mayores trabajos por la definici6n y liberaci6n del sentido, parece abandonar los debates por una redefinici6n del medio (como en Rayuela) y
tambi6n las promesas aleccionadoras de una biografia del arte (como en
Paradiso); y, mas bien, pareceria esperar de la lectura un rol resolutivo.
JULIO ORTEGA
A diferencia de la literatura anterior (la del boom de la novela, por
ejemplo), que resolvia sistematicamente su construcci6n paralelistica y
geomdtrica; este discurso se atiene a un texto mis inmediato, ya no acumulativo, sino lac6nico, cuya espiral es otra pregunta en la interacci6n
que decide el lugar del lector en el lenguaje.
No es casual, por lo mismo, que el fendmeno socioliterario conocido
como el boom de la novela latinoamericana (que, por cierto, permiti6 el
mejor conocimiento de algunas novelas mayores: Pedro Pdramo, Rayuela,
Paradiso, Cien afios de soledad, Tres tristes tigres, y la maduraci6n de un
discurso critico que las inclufa), se nos revele ahora como un movimiento
que al mismo tiempo presupuso la modernizaci6n social y la socializaci6n
politica de America Latina. En efecto, la postulaci6n formal de estas novelas ponia al dia las aperturas del genero; y lo hacia con brillo, con
renovada novedad de estrategias narrativas en un modelo simdtrico y met6dico. Esta actualizaci6n tdcnica del g6nero resultaba por lo menos paralela a las evidencias de una modernizaci6n social en varios paises latinoamericanos, en la cual cumplian un papel modelador las clases medias
emergentes en los espacios de la burguesia desarrollista. Pero, al mismo
tiempo, este movimiento literario (y, sobre todo, el discurso intelectual
que lo acompafi6) quiso tambidn ser un anuncio polemico de la socializaci6n politica, de los signos de rebeli6n y de las demandas del cambio
radical. La literatura, se nos dijo mis de una vez, nace de la disidencia
y la critica es su signo. Bajo la inspiraci6n de la Revoluci6n cubana, la
literatura creia adelantarse con su rebeldia a la liberaci6n ineludible de
nuestros paises.
Sin embargo, las contradicciones empezarian revelando una situaci6n
mas prosaica. En su confianza en el rol <<ilustrado>> del escritor y la literatura, estos novelistas, o al menos los mas visibles de entre ellos, no
lograron percibir que el movimiento literario que los habia convertido
en figuras ptiblicas suponia, fatalmente, un mecanismo complejo de producci6n que era, en primer lugar, una modernizaci6n del circuito de la
comunicaci6n y de las interrelaciones del mercado del arte y la cultura.
Es asi que el boom se produjo y se reprodujo sobre la base de la expansi6n de la red editorial y la red de los medios de comunicaci6n, que
crearon un objeto prestigiado de consumo, reforzado por los premios literarios y la autoridad supuesta de los escritores en los debates de una
opini6n internacionalizada.
Un marxista vulgar tal vez concluiria que todo ello ilustra una suerte
de culpable manipulaci6n del mercado. Pero mas interesante es observar
que los mecanismos econ6micos, culturales e ideol6gicos, tan transparentes en este fen6meno literario, ilustran mas bien la trivializaci6n moderna