texto informativo sobre el movimiento feminista en los Estados Unidos.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Estados Unidos, en busca de un nuevo feminismo
El movimiento intenta reconciliar los avances de las últimas décadas con la desigualdad que sigue afectando a las mujeres
CRISTINA F. PEREDA
Washington - 03 FEB 2014 - 04:14 CET
Sheryl Sandberg, número dos de Facebook, lanzó una campaña para incorporar más mujeres a los puestos más altos de las empresas.
Sheryl Sandberg, número dos de Facebook, lanzó una campaña para incorporar más mujeres a los puestos más altos de las empresas.CHRIS RATCLIFFE / BLOOMBERG
“Estoy muy orgullosa de este trabajo, pero más que por la música, estoy orgullosa como mujer”. Beyoncé acababa de sacudir la industria musical con la presentación de su último trabajo a través de Internet, y sin intermediarios. Unos meses antes, Marissa Mayer, presidenta de Yahoo! declaraba en un documental que no se considera “feminista” y que durante su etapa en Google nunca se vio como una mujer en aquella empresa, sino como una informática más.
Las reivindicaciones de una y otra representan el reto del feminismo actual en EE UU. Mayer, Beyoncé o Sheryl Sandberg, la número dos de Facebook que ha lanzado una campaña para incorporar a mujeres a los puestos más relevantes de las empresas, son herederas de los avances logrados por uno de los movimientos sociales más importantes de las últimas décadas. Su llegada a lo más alto puede ser interpretada como que la igualdad de oportunidades, la posibilidad de que una mujer ocupe un cargo reservado antes a los hombres, ya se ha cumplido.
Pero, casi tan rápido como surgen las voces que celebran este logro, despierta también un llamamiento a renovar el feminismo: el éxito de esa minoría no debería enterrar el movimiento cuando las mujeres estadounidenses siguen ganando 77 céntimos por cada dólar que cobran los hombres. El equilibrio entre estas dos posturas implica a varias generaciones y puntos de vista mucho más diversos y complejos que los que definieron el movimiento en sus inicios, y con un riesgo incipiente que no existía entonces: la sensación de que quizás ya no sea necesario.
“Hoy podemos identificar a dos grupos de jóvenes con respecto al feminismo”, asegura Kate Farrar, directora de los programas de liderazgo de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias. “Uno de ellos apenas ha sufrido ni ha sido testigo de discriminación sexista. Han llegado hasta la universidad sin barreras", dice. “El otro es plenamente consciente de que todavía existe la violencia sexual, la explotación, la discriminación o el tráfico de mujeres, pero ninguno quiere la etiqueta de feminista”.