texto argumentativo de la literatura de la revolución
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Ahora bien, es preciso definir lo que entendemos como Narrativa de la Revolución Mexicana. Esta, por supuesto, se fundamenta en el contexto social de la lucha armada de 1910 a 1921. Sin embargo, antes que nada, es preciso señalar que este periodo narrativo no concuerda con las fechas y años de este movimiento revolucionario. Incluso no concuerda ni con su discurso oficial, ni con algunos datos precisos que ofrece la historia, pues algunos pasajes históricos son narrados desde una perspectiva radical, a veces llena de antipatía, frustración y descontento, resultado de un forma violenta de observar y entender la realidad. Además, se trata de una mirada violenta en tanto es una mirada producto de la crueldad y el crimen de una guerra poco razonada.
Así, la Narrativa de la Revolución habla de la Revolución, pero no encuentra su fundamento literario en la Revolución. Ello simple y sencillamente porque no estamos frente a un discurso historiográfico formal, tal como lo hemos señalado anteriormente. Estamos frente a un discurso literario y, por tanto, es desde la literatura que debemos encontrar su sentido, aunque apoyándonos, sin duda, de la historia. Esto porque las piezas literarias en cuestión no son productos culturales aislados del contexto social del cual surgen, más bien, están determinados por este. Esta relación directa entre literatura y contexto social se debe al modo en como los escritores mismos concebían a la literatura. La literatura, para ellos, no debería ser ajena a las circunstancias sociales, no debería encontrar su sentido y funcionalidad en ella misma, sino siempre en relación con las necesidades de la sociedad. Esta disyuntiva es lo que provocó, entre los escritores de la época, serias polémicas acerca de la responsabilidad del arte. Consideraban “literatura burguesa”, enemiga de la Revolución, a aquella que no cobraba su funcionalidad en la sociedad misma. Xorge del Campo, excelente antologador de la narrativa de este periodo, señala con una analogía los dos grupos de escritores de esta época: los que escriben en cubierta realizando trabajo duro y los que se mantienen cómodos escribiendo en sus camarotes. Escribe Del Campo: “Muchos han sido los escritores que, por decirlo así, han trabajado en el sitio más libre y más duro del barco, mientras en los camarotes dormían los burgueses de la literatura” (t. 8, 1985).