Testimonios de Cristobal Colon y Hernan Cortés
Conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navios a donde nos estábamos. nadando. Y nos tratan papagayos e hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas.
En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad. Ellos no traen armas ni las conocen, porque les muestro espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia.
Diario de a bordo del primer viaje
Tiene esta ciudad Tenochtitlán muchas grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cerca de portales donde hay todos los géneros de mercaderías de estaño de piedras de huesos, de conchas, de caracoles y de plumas.
plazas, donde hay continuos mercados y trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tin
alrededor donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil almas, comprando y vendiendo:
que en todas las tierras se hallan, así de mantenimientos como de vituallas, joyas de oro y de plata, de plomo, de latón de cobre,
Hernán Cortés.
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