Tema:Un día más El pequeño chorongo se agarraba fuertemente de su madre, mientras ella saltaba ágilmente de rama en rama y trataba de escapar. El animalito vio caer a otros monos cuando el horrible trueno de los humanos retumbó en la selva; los monitos, pequeños como él, eran arrancados de los brazos de sus mamás y metidos en un costal. Sabía que algo andaba mal, porque el corazón de la mona no latía de la manera que él conocía. Además, percibió un olor diferente al que siempre tenía su madre, un olor dulzón que le producía miedo. Cerró los ojos y se aferró aún más a la gran mona; al hacerlo sintió un líquido húmedo en el lomo de su madre. Se miró las manos, las tenía cubiertas de rojo. Instintivamente el animal presintió lo que pasaba y gimió calladito.—Shhhhhh, no hagas ruido, Bubú —dijo la mona suavemente.—Tengo miedo, mami —se quejó el monito—, no sé qué es este líquido que cubre tu espalda. ¿No será que la savia de la vida se está escapando?La mona se detuvo en una rama y dijo en un susurro: —Ya no oigo a los humanos, creo que logramos escapar.Era una noche muy oscura. La madre se subió a lo más alto del árbol y el monito se acurrucó junto a ella, cuidando de nocausarle más dolor. En pocos minutos se quedó dormido. Soñó que estaba en su árbol, donde vivían muchos otros monos. Estaba balanceándose de una rama a otra, utilizando su cola como si fuera una mano más, estaba tratando de impresionar a sus amigos con sus habilidades. De pronto vio a muchos hombres que se acercaban con linternas y los cegaban con ellas para atraparlos. El monito resbaló y cayó al vacío. Abrió los ojos, asustado. Y en realidad estaba cayendo, junto con su mamá, en medio de un montón de ramas rotas. Ya en el suelo, Bubú sacudió a su madre varias veces para despertarla y trató de abrirle los ojos con sus dedos. —Mamá, ¿qué te pasa?, ¿por qué nos caímos del árbol? La mona respiraba con dificultad. El monito le rascó la cabeza amorosamente.—Voy a traerte agua, mamá. Oigo el río cerca de aquí.—No es buena idea que vayas solo al río; la señora Jaguar debe estar enseñando a nadar a sus hijitos; por otro lado, si te quedas a mi lado pueden volver los
humanos y atraparte. Ponte a salvo, hijito —dijo ella angustiada.—Yo no me iré de tu lado porque sin ti no quiero vivir, mamá. Me quedaré a cuidarte. La mona se entristeció. Tal vez no tenía mucho tiempo y debía enseñar tantas cosas a su hijo... —Bubú querido, tienes que aprender a sobrevivir y hacerlo día a día, aun sin mí. En la selva los animales no sabemos cuántas veces vamos a ver nacer el sol, por eso tenemos que vivir cada día como si fuera el último, sin entristecernos. Así es como tú debes hacerlo. No sé siestoy muy malherida, pero si yo no despierto por la mañana mira al sol, piensa que te ha sido permitido vivir un día más y alégrate, porque con eso ya tienes todo—. La mona volvió a cerrar los ojos.Pasaron las horas y empezó a amanecer. Bubú observó que su madre respiraba más tranquila y la herida había dejado de sangrar. Le pareció que estaba mejor y que quizá un poco de alimento le haría bien. Se fijó en unas palmas que crecían cerca de allí y —con mucho cuidado, para no ser presa de otro animal—el chorongo se acercó y cortó unos cuantos frutos. Una martucha que se hallaba cerca se asustó y echó a correr. El monito regresó donde yacía su madre y puso sobre su boca los tiernos brotes que estaban mojados por la lluvia. Ella primero los olió cuidadosamentey luego abrió su boca grande de dientes fuertes. Al principio parecía que le costaba trabajo masticar, pero luego lo hizo con más facilidad hasta terminar con todo. Bubú saltaba de contento al ver que su mamá estaba bien de nuevo.Con un poco de dificultad, la gran mona se puso de pie y, agachándose, hizo una señal para que Bubú se subiera a su espalda. Luego, agarrándose de una rama, se impulsó hacia arriba. Afortunadamente, la herida no había sido profunda y con el alimento le volvieron las fuerzas. El sol empezaba a salir mojado y amarillento.—Mira, mira, mami, ya nace el sol —exclamó Bubú. El monito se subió hasta la copa del árbol de ceibo y desde allí, mirando al cielo, gritó feliz: —Es un día más, mami, los dos tenemos un día más...ActividadLa misma historia, pero al revés Las dificultades nos llevan a tener pensamientos negativos, pero la realidad es que cada segundo de vida que experimentamos es único e irrepetible. Piensa en la siguiente situación y crea una historia a partir de lo que se te ocurra con estas preguntas:¿Qué pasaría si los animales se organizaran para invadir las ciudades de los humanos y expulsarlos de sus hogares?¿Adónde iríamos?¿Qué podríamos hacer?
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solo las preguntas
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6
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AMIGA ME PUEDES DAR UNA CORONA
Explicación:
ES PORQUE LA NECESITO
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