Subrayar y escribir las ideas principales y secundaria del discurso.
Cuando el momento llegue, deberíamos juntos alegrarnos por una victoria común sobre el racismo, apartheid y la norma blanca minoritaria.
Ese triunfo finalmente llevará a término una historia de 500 años de colonización africana, que comenzó con el establecimiento del imperio portugués.
Por lo tanto, significará un gran paso adelante en la historia y también servirá como una garantía común de las personas del mundo para combatir el racismo, donde sea que ocurra y en cualquier forma que asuma.
En el extremo sur del continente de África, una rica recompensa, un regalo invaluable es la disposición de quienes sufrieron en nombre de toda la humanidad, cuando ellos lo sacrificaron todo por la libertad, la paz, dignidad humana y la plenitud humana.
Esta recompensa no se mide en dinero. Tampoco puede ser contabilizada en el precio colectivo de los metales raros y las piedras preciosas que descansan en las entrañas del suelo africano que pisamos, sobre las huellas de nuestros ancestros.
Será y debe ser medida en la felicidad y el bienestar de los niños, que son a la vez los ciudadanos más vulnerables en todas las sociedades y el mayor de nuestros tesoros.
Los niños deben, por lo menos, jugar en la sabana abierta, sin ser más torturados por los dolores del hambre o desolados por la enfermedad o amenazados por el flagelo de la ignorancia, acoso y abuso, y no más requeridos para comprometerse con causas cuya gravedad excede las exigencias de su corta edad.
Frente a esta distinguida audiencia, comprometemos a la nueva Sudáfrica con la búsqueda incesante de los fines establecidos en la Declaración Universal de los Derechos del Niño.
La recompensa de lo cual hemos hablado será y debe ser también medida por la felicidad y el bienestar de las madres y padres de estos niños, quienes deben caminar sobre la Tierra sin miedo de ser robados, asesinados por política o beneficio material, o escupidos porque son mendigos.
También deben estar aliviados de la pesada carga de desesperación que acarrean en sus corazones, nacida del hambre, la falta de techo y el desempleo.
El valor de ese regalo a todos quienes han sufrido será y debe ser medido por la felicidad y el bienestar de toda la gente de nuestro país, quienes han derribado los muros inhumanos que los dividían.
Las grandes masas habrán dado la espalda al grave insulto a la dignidad humana que describe a algunos como dueños y a otros como sirvientes, y que transforma a cada uno en un depredador cuya sobrevivencia depende de la destrucción del otro.
El valor de nuestra recompensa compartida será y debe ser medida por la gozosa paz que triunfará, porque la humanidad común que une a ambos negros y blancos en una sola raza humana, habrá dicho a cada uno de nosotros que todos deberíamos vivir como niños del Paraíso.
Por lo tanto, vamos a vivir, porque crearemos una sociedad que reconoce que todas las personas han nacido como iguales, con igual medida de derecho a la vida, libertad, prosperidad, derechos humanos y buen gobierno.
Una sociedad así nunca debería permitir otra vez que haya prisioneros de conciencia o que los derechos de alguna persona sean violados.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
pero es que leelo y subrayalo vos a ti te mandaron
Explicación:
espero y te aliente a que tu lo hagas ;)
Respuesta:
1Cuando el momento llegue, deberíamos juntos alegrarnos por una victoria común sobre el racismo, apartheid y la norma blanca minoritaria.
2Por lo tanto, significará un gran paso adelante en la historia y también servirá como una garantía común de las personas del mundo para combatir el racismo, donde sea que ocurra y en cualquier forma que asuma.
En el extremo sur del continente de África, una rica recompensa, un regalo invaluable es la disposición de quienes sufrieron en nombre de toda la humanidad, cuando ellos lo sacrificaron todo por la libertad, la paz, dignidad humana y la plenitud humana.
Esta recompensa no se mide en dinero. Tampoco puede ser contabilizada en el precio colectivo de los metales raros y las piedras preciosas que descansan en las entrañas del suelo africano que pisamos, sobre las huellas de nuestros ancestros.
Será y debe ser medida en la felicidad y el bienestar de los niños, que son a la vez los ciudadanos más vulnerables en todas las sociedades y el mayor de nuestros tesoros.
Los niños deben, por lo menos, jugar en la sabana abierta, sin ser más torturados por los dolores del hambre o desolados por la enfermedad o amenazados por el flagelo de la ignorancia, acoso y abuso, y no más requeridos para comprometerse con causas cuya gravedad excede las exigencias de su corta edad.
Frente a esta distinguida audiencia, comprometemos a la nueva Sudáfrica con la búsqueda incesante de los fines establecidos en la Declaración Universal de los Derechos del Niño.
3El valor de ese regalo a todos quienes han sufrido será y debe ser medido por la felicidad y el bienestar de toda la gente de nuestro país, quienes han derribado los muros inhumanos que los dividían.
Las grandes masas habrán dado la espalda al grave insulto a la dignidad humana que describe a algunos como dueños y a otros como sirvientes, y que transforma a cada uno en un depredador cuya sobrevivencia depende de la destrucción del otro
4Por lo tanto, vamos a vivir, porque crearemos una sociedad que reconoce que todas las personas han nacido como iguales, con igual medida de derecho a la vida, libertad, prosperidad, derechos humanos y buen gobierno.
Una sociedad así nunca debería permitir otra vez que haya prisioneros de conciencia o que los derechos de alguna persona sean violados
Explicación: espero te sirva