subrayar o resaltar toldos los adjetivo : de este cuento Unos niños de doce años estaban jugando al fútbol en el patio del instituto cuando uno de los niños pateo muy fuerte y el balón salió fuera del campo. De repente, pareció ¡como si hubiese atravesado la pared! Se acercaron al sitio y vieron que la puerta del sótano estaba abierta. Entonces la empujaron cuidadosamente y sin que la directora los viera, entraron. El sótano estaba oscuro, había humo y olía raro, de pronto algo se movió entre las sombras de los escombros y escucharon una voz. Un hombre con barba negra, con una camiseta vieja, unos pantalones sucios y rotos -mientras se acercaba con la pelota en una mano .Ellos se lo negaron con la cabeza, con los ojos muy abiertos e incapaces de hablar del susto que tenían. Después cogieron el balón y se fueron corriendo, sin atreverse a mirar atrás. Al día siguiente se pusieron a hablar de que les había parecido simpático y en el recreo hicieron como que se les volvía a caer el balón y fueron por él. Luego de ir en busca de la pelota, encontraron al hombre y se pasaron con él hablando como una media hora sin darse cuenta de que había sonado el timbre del final del recreo. El hombre los tenía entusiasmados contándoles las historias que le habían pasado en Rusia. Ya no escuchaban los ruidos de los niños gritando en el patio (porque hacia mucho que había sonado el timbre) y se fueron para la clase. El profesor les preguntó dónde habían estado y ellos le dijeron que se habían quedado encerrados en el baño.Todos los recreos iban a verlo, el hombre fue ganándose su confianza. Un día hizo como que le llamaban, después colgó, puso una cara triste y dijo que alguien de su familia había fallecido en su país, Rusia. Les preguntó que si querían acompañarle, ellos dijeron que sí porque el hombre les caía bien. Les dijo que también les llevaría a ver un oso. Quedaron en la puerta del instituto el lunes a las doce de la noche. Se escaparon de sus casas por las ventanas y juntos fueron a aquel sitio. Allí había un coche negro. Montaron en él, dentro estaba el hombre, se dirigieron hacia Rusia y los tres amigos se quedaron dormidos en el viaje. Se despertaron en un sitio oscuro y frío, era una cárcel, donde se oían las gotas caer al suelo: “plic, plic, plic…” Pasaron horas, minutos, segundos, estaban agobiados pero con un poco de intriga y tenían mucho miedo. Hasta el día siguiente no vino el hombre diciendo con una sonrisa maliciosa: –¡El desayuno! Todos se pusieron en pie porque tenían hambre y vieron desilusionados que era un trozo de pan y agua. Él se echó a reír y les dijo: -Ha sido tan fácil como quitarle un caramelo a un bebé. Los niños pensaron que realmente les había engañado. Entonces encendió una luz de color morado y pudieron ver que estaban en un sótano, con las ventanas tapadas con maderas, el suelo estaba con charcos y olía mal, muy mal, como a tubería de un váter. El hombre dijo antes de irse: –¡Calladitos! ¡si no os sacare el oso que os prometí! ¡Jajajajajajajaja! Los niños obedecieron sus órdenes. Había un colchón sucio en una esquina y se tumbaron, mantuvieron silencio, no sabían como salir. El hombre no paraba de amenazarles, les decía que les iba a matar. Cuando se fue, se tumbaron en un sucio colchón. Estaban agotados. Vieron una escotilla en el techo. ¿Podrían escapar por ahí? Intentaron hacer como una escalera humana. De repente, los niños escucharon al oso rugir, miraron para atrás y vieron una gran puerta negra. El hombre pulsó un botón y la puerta se empezó a elevar. El oso se lanzó hacia uno de los niños y…¡pum! Entonces el niño se despertó. Todo había sido un sueño, tenía abrazado su osito de peluche. A la mañana siguiente, en el colegio, estaban jugando al fútbol, uno chutó muy fuerte y la pelota desapareció misteriosamente
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subrayar o resaltar toldos los adjetivo : de este cuento Unos niños de DOCE AÑOS estaban jugando al FÚTBOL en el patio del INSTITUTO cuando uno de los niños pateo muy fuerte y el BALÓN salió fuera del campo. De repente, pareció ¡como si hubiese atravesado la pared! Se acercaron al SITIO y vieron que la puerta del SÓTANO estaba abierta. Entonces la empujaron CUIDADOSAMENTE y sin que la directora los viera, entraron. El sótano estaba OSCURO, había humo y olía raro, de pronto algo se movió entre las sombras de los ESCOMBROS y escucharon una VOZ. Un hombre con BARBA NEGRA, con una camiseta VIEJA, unos pantalones SUCIOS Y ROTOS -mientras se acercaba con la pelota en UNA MANO .Ellos se lo negaron con la CABEZA, con los ojos muy abiertos e incapaces de hablar del susto que tenían. Después cogieron el balón y se fueron corriendo, sin atreverse a mirar atrás. Al día siguiente se pusieron a hablar de que les había parecido simpático y en el recreo hicieron como que se les volvía a caer el balón y fueron por él. Luego de ir en busca de la pelota, encontraron al hombre y se pasaron con él hablando como una media hora sin darse cuenta de que había sonado el timbre del final del recreo. El hombre los tenía entusiasmados contándoles las historias que le habían pasado en Rusia. Ya no escuchaban los ruidos de los niños gritando en el patio (porque hacia mucho que había sonado el timbre) y se fueron para la clase. El profesor les preguntó dónde habían estado y ellos le dijeron que se habían quedado encerrados en el baño.Todos los recreos iban a verlo, el hombre fue ganándose su confianza. Un día hizo como que le llamaban, después colgó, puso una cara triste y dijo que alguien de su familia había fallecido en su país, Rusia. Les preguntó que si querían acompañarle, ellos dijeron que sí porque el hombre les caía bien. Les dijo que también les llevaría a ver un oso. Quedaron en la puerta del instituto el lunes a las doce de la noche. Se escaparon de sus casas por las ventanas y juntos fueron a aquel sitio. Allí había un coche negro. Montaron en él, dentro estaba el hombre, se dirigieron hacia Rusia y los tres amigos se quedaron dormidos en el viaje. Se despertaron en un sitio oscuro y frío, era una cárcel, donde se oían las gotas caer al suelo: “plic, plic, plic…” Pasaron horas, minutos, segundos, estaban agobiados pero con un poco de intriga y tenían mucho miedo. Hasta el día siguiente no vino el hombre diciendo con una sonrisa maliciosa: –¡El desayuno! Todos se pusieron en pie porque tenían hambre y vieron desilusionados que era un trozo de pan y agua. Él se echó a reír y les dijo: -Ha sido tan fácil como quitarle un caramelo a un bebé. Los niños pensaron que realmente les había engañado. Entonces encendió una luz de color morado y pudieron ver que estaban en un sótano, con las ventanas tapadas con maderas, el suelo estaba con charcos y olía mal, muy mal, como a tubería de un váter. El hombre dijo antes de irse: –¡Calladitos! ¡si no os sacare el oso que os prometí! ¡Jajajajajajajaja! Los niños obedecieron sus órdenes. Había un colchón sucio en una esquina y se tumbaron, mantuvieron silencio, no sabían como salir. El hombre no paraba de amenazarles, les decía que les iba a matar. Cuando se fue, se tumbaron en un sucio colchón. Estaban agotados. Vieron una escotilla en el techo. ¿Podrían escapar por ahí? Intentaron hacer como una escalera humana. De repente, los niños escucharon al oso rugir, miraron para atrás y vieron una gran puerta negra. El hombre pulsó un botón y la puerta se empezó a elevar. El oso se lanzó hacia uno de los niños y…¡pum! Entonces el niño se despertó. Todo había sido un sueño, tenía abrazado su osito de peluche. A la mañana siguiente, en el colegio, estaban jugando al fútbol, uno chutó muy fuerte y la pelota desapareció misteriosamente
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