Sube las letras que que se han caído en el tablero y conocerás de los profetas
Respuestas a la pregunta
La conversión entraña un cambio de comportamiento, pero va más allá de esto; se trata de un cambio en nuestra misma naturaleza. Es un cambio tan significativo que el Señor y Sus profetas se refieren a él como un nuevo nacimiento, un cambio de corazón y un bautismo de fuego. El Señor dijo:
“No te maravilles de que todo el género humano, sí, hombres y mujeres, toda nación, tribu, lengua y pueblo, deban nacer otra vez; sí, nacer de Dios, ser cambiados de su estado carnal y caído, a un estado de rectitud, siendo redimidos por Dios, convirtiéndose en sus hijos e hijas;
“y así llegan a ser nuevas criaturas; y a menos que hagan esto, de ningún modo pueden heredar el reino de Dios” (Mosíah 27:25‒26).
Explicación:
La conversión es un proceso, no un acontecimiento. Viene como resultado de nuestros esfuerzos justos por seguir al Salvador. Dichos esfuerzos entrañan ejercer la fe en Jesucristo, arrepentirnos del pecado, bautizarnos, recibir el don del Espíritu Santo y perseverar hasta el fin en la fe.
Si bien la conversión es algo milagroso y nos cambia la vida, se trata de un milagro sutil. Las visitas de ángeles y otros acontecimientos espectaculares no producen la conversión. Incluso Alma, que vio un ángel, no se convirtió sino hasta que hubo “ayunado y orado muchos días” para recibir un testimonio de la verdad (Alma 5:46). Por otro lado, Pablo, quien vio al Salvador resucitado, enseñó: “Nadie puede afirmar que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:3).
El Libro de Mormón facilita una descripción de las personas que se han convertido al Señor:
Desean hacer lo bueno. El pueblo del rey Benjamín declaró: “El Espíritu del Señor Omnipotente… ha efectuado un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente” (Mosíah 5:2). Alma habló de ciertas personas que “no podían ver el pecado sino con repugnancia” (Alma 13:12).
Dios quiere un corazón sencillo y un culto verdadero.
Espero que te ayude