son las placas tectonicas que se en cuentran en nuestro pais??
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Respuestas a la pregunta
Dos tragedias azotaron a México durante el mes de septiembre de este año: un sismo de magnitud 8,1 ocurrió el 7 de Septiembre, a las 23:49 (hora local), con epicentro al suroeste de Pijijiapan (Estado de Chiapas), y otro de magnitud 7,1 sucedió el 19 del mismo mes, a las 13:14 (hora local), con epicentro en Ayutla (Estado de Morelos). Los sismos no son raros en México y ya el 19 de septiembre de 1985 había sucedido una tragedia semejante, resultado de un sismo de magnitud 8,2. Ello se debe a la ubicación geológica del país, cerca de límites de placas (Figura 1). La placa de Cocos es una placa tectónica oceánica, que se “hunde” por debajo de la Placa Norteamericana y de la Placa del Caribe, por ser más densa. Ese proceso de “hundimiento” es conocido como subducción y es el responsable de la acumulación de esfuerzos. La liberación súbita de esa energía no se puede predecir y resulta en la propagación de ondas sísmicas, cuya amplitud y profundidad determinan qué tan peligrosas podrán llegar a ser. En general, a mayor amplitud de las ondas y menor profundidad, mayor peligrosidad. Sin embargo, la destrucción no depende solamente de la magnitud del sismo, sino también de la vulnerabilidad de las edificaciones, personas, bienes y servicios expuestos.
Los dos terremotos de México que tuvieron magnitudes mayores a 8 se localizaron en la intersección de las placas de Cocos y de Norteamérica. Allí, la placa de Cocos subduce bajo la placa Norteamericana con velocidades entre 5 y 7 cm/año. El primer sismo de septiembre de 2017, ocurrió en la costa mexicana, en una zona que hace una especie de “bahía”, donde la placa que subduce también carga un rasgo topográfico denominado “dorsal de Tehuantepec”, en una zona que no experimentaba un terremoto desde 1902.
En términos técnicos, el terremoto del 7 de septiembre sucedió a profundidades intermedias, cerca de 70 km, siguiendo un mecanismo focal de falla normal, lo que quiere decir que un bloque de roca debió “caer” relativo al bloque adyacente. Esta profundidad relativamente superficial y este tipo de mecanismo focal, indican que el sismo se dio por ruptura de la placa de Cocos y no en la interfase entre las placas de Cocos y Norteamérica. Esto es poco común porque normalmente los terremotos de esta magnitud se esperan en la interfase de las dos placas. Este arreglo particular, impidió la generación de tsunamis, que también se detonan cuando los sismos ocurren en la interfase. Luego del sismo, ocurrieron varias réplicas (aftershocks), localizadas poco más al NW, con una magnitud hasta de 6.1.
El sismo del 19 de septiembre de 2017 se dio en continente, en tierra firme, a cerca de 100 km de la Ciudad de México. La proximidad de este sismo al centro de una ciudad construida principalmente en sedimentos arcillosos, de origen lacustre, que amplifican las ondas, explica por qué este sismo tuvo un impacto mucho mayor al precedente 12 días antes. Este sismo ocurrió a tan sólo 50 km de profundidad, también por un mecanismo focal normal. Parece que este sismo ocurrió también dentro de la placa de Cocos y no por ruptura de la placa Norteamericana.
El corto espacio de tiempo entre ambos sismos despierta algunas preguntas, sobre todo por cuanto concierne a la posible relación entre los dos eventos. Comúnmente, un sismo puede detonar a otro, debido a tres mecanismos que pueden actuar de manera independiente o pueden ser correlacionados entre sí: (1) transferencia de esfuerzo estático; (2) transferencia de esfuerzo dinámico, y (3) cambios en la presión de poro.
La detonación posterior de erupciones volcánicas también ha sido un fenómeno observado con anterioridad y no es raro que el volcán Popocatéptl haya hecho una pequeña emisión de cenizas poco tiempo después al sismo del 19 de septiembre. La transferencia de esfuerzo estático (1) corresponde a perturbaciones en el esfuerzo local alrededor del hipocentro (i.e., lugar donde se da la liberación de energía), debido al desplazamiento de rocas a lo largo de un plano de falla. Esto es poco probable para los sismos mexicanos, dado que los hipocentros estuvieron separados por más de 600 km. El segundo mecanismo (2) implica la transferencia de esfuerzos dinámicos, que se debe a cuando ondas sísmicas viajan a través de un área determinada y que puede detonar sismicidad a grandes distancias desde el foco inicial. La detonación puede ser simultánea o poco tiempo luego del evento inicial. Adicionalmente, (3) cambios en la presión de poro implican la participación de importantes cantidades de fluidos, como los que ocurren en volcanes o zonas hidrotermales. En principio, los mecanismos 2 y 3 pudieron jugar un rol importante en el terremoto del 19 de septiembre.