son bahías de gran tamaño que suelen tener forma de arco o concha
doy corona
Respuestas a la pregunta
La zona costera, diversa, compleja, dinámica y de anchura variable, que bordea los continentes, los mares interiores y los grandes lagos marinos, corresponde a una franja de convergencia y transición entre la tierra firme y el espacio oceánico adyacente; está compuesta por un mosaico de subregiones que poseen características propias, en las cuales se desarrollan con gran intensidad los procesos geológicos, biológicos, humanos y el uso del suelo, que afectan directamente la ecología del medio oceánico y la del continental.
El litoral es el punto de encuentro entre los dominios terrestres y los marinos; es una estrecha franja que además de estar enriquecida por estos dos elementos, desarrolla formas de vida únicas y singulares. Más que una frontera es, en muchos aspectos, una clave ecológica y fisiográfica fundamental para descifrar los procesos de desarrollo de los seres vivos sobre el planeta.
Estos dos elementos —océano y tierra— están vinculados a la historia del planeta, puesto que dan testimonio de la forma como se ha repartido el espacio vital; son el punto de unión donde se han llevado a cabo los procesos de interacción entre los fondos marinos y su dinámica ecológica, con el clima, la geomorfología y la hidrología continental, lo cual ha dado como resultado un mosaico de ambientes como plataformas continentales, marismas, estuarios, playas, dunas, acantilados, ramblas, lagunas intermareales, aluviones, aguas interiores y ciénagas, entre muchos otros, caracterizados por su alta productividad primaria, que genera eslabones importantes en la cadena trófica, especialmente en lo que se refiere a la producción de energía para los organismos vivientes.
Aunque las costas y los litorales son dos conceptos diferentes desde el punto de vista de sus características —el litoral está dentro de la franja costera—, muchas veces se asumen como sinónimos.
MODELAMIENTO DE LAS COSTAS
Son muchos los elementos y procesos que intervienen en el modelamiento de las costas, pero las entrantes y salientes o la sinuosidad de un litoral sobre la línea de interacción mar–tierra, dependen fundamentalmente de la composición y estructura del suelo continental y de la acción del agua oceánica o marítima en períodos de tiempo definidos. Esta interacción es un evento persistente, en el que la energía que actúa proviene en gran parte del movimiento del agua producido por las mareas, por las olas formadas por el viento y en menor proporción por tsunamis o marejadas, producto de temblores y sismos oceánicos.
En términos generales, las costas se pueden clasificar en dos grandes conjuntos: emergentes y sumergentes, lo cual depende de que el nivel del mar haya bajado o subido en relación con la masa terrestre. Los rasgos principales de cada costa son atribuibles a la erosión, a los depósitos de origen glacial, a los depósitos de otros materiales y a la acción del agua.
La refracción o el cambio de dirección de las olas y las corrientes costeras son elementos vitales en el proceso de erosión. Aunque la mayoría de las olas avanza oblicuamente hacia la costa, la influencia del fondo del mar tiende a redireccionarlas, hasta que se acercan a ella casi de frente; cuando una ola rompe, no toda la energía se consume en erosionarla; una cierta cantidad del agua empujada hacia adelante se desvía y se mueve paralelamente a la franja costera. Parte de la energía del movimiento del agua se gasta en la fricción a lo largo del fondo y parte se emplea en el transporte del material; la refracción también ayuda a explicar por qué en una costa irregular, la mayor parte de la energía se concentra sobre las puntas o las salientes y en menor proporción a lo largo de las bahías.
El perfil del litoral cambia continuamente; durante las grandes tormentas la resaca puede batir en forma directa contra el acantilado, erosionándolo hacia atrás y raspando al mismo tiempo los depósitos de la playa. Cuando la tormenta y en consecuencia la energía disponible se calman, se forman nuevos depósitos en el litoral, frente al acantilado. El material que las olas quitan de las puntas o promontorios y los depósitos que arrastran los ríos desde las zonas interiores, generalmente tienen volúmenes que compensan las alteraciones que se presentan en las costas. Así, el perfil de la costa, en un momento dado, no es más que la expresión de la energía actuante, por lo cual varía cuando la energía cambia.