soluciones al desempleo y subempleo
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Con el espíritu del liderazgo responsable y receptivo, debemos comenzar a reconocer abiertamente y luego enfrentar la realidad. Debido a que las carreras políticas son creadas y disueltas bajo las promesas de la creación de empleos, requerirá mucho valor para nuestros líderes tomar responsabilidad e iniciar un debate sincero acerca de la posibilidad de un futuro sin empleos.
2. El marco intelectual mediante el cual analizamos nuestros sistemas económicos también necesita cambiar. Podemos comenzar por redefinir el PBI para considerar la contribución no compensatoria, como el cuidado de niños y las tareas domésticas o, mejor aún, avanzar hacia una matriz mayor, como un índice de progreso social o cualquier otra metodología que reconoce la contribución y el progreso humano en nuevas formas.
3. Una de las preguntas más simples y aún así más complicadas para considerar en un mundo libre de empleos tradicionales es: ¿qué haremos los seres humanos con nuestro tiempo libre? Sería bueno facilitar nuestro camino hacia él al analizar un día laboral de seis horas y otras políticas que Suecia introduce “para aumentar la productividad y hacer más feliz a la gente”. Días laborales más cortos no solo ayudarán a prevenir el agotamiento, darán a las personas un espacio para encontrar otras actividades de las cuales pueden obtener significado. Para aquellos que conservan un empleo, un trabajo no es solo un vehículo para ganar el sustento, es un medio para abordar las necesidades humanas básicas para vivir. Explorar cómo esta necesidad podría satisfacerse fuera del lugar de trabajo sería digno de hacer.
4. Hoy, la ambición de una persona comúnmente se mezcla con las aspiraciones profesionales y luego medida por el éxito de su carrera. La ambición del futuro podría potencialmente ser vista a través del prisma de crear la capacidad de uno mismo para la imaginación y la aspiración por aprender, generar e intercambiar ideas. Popularizar la idea de vacaciones sabáticas en distintos campos profesionales, más allá de solo las instituciones académicas, nos ayudará a allanar esta transición.
5. Todos los esfuerzos anteriores deberían ir de la mano para solucionar una desigualdad en aumento y el reconocimiento de la crisis espiritual de la economía moderna: “donde el fracaso (para encontrar un empleo después de perder otro) es una fuente de humillación profunda y una razón para culparse a sí mismo”.
El futuro imaginado en que los humanos no tengan que trabajar, debido a que las máquinas se encargarán de un amplio rango de nuestras necesidades y deseos, no es seguro, pero es altamente probable. Podemos debatir el calendario y seguir guardando esta difícil conversación en una lata para patearla a la calle, pero sería más constructivo ahondar en este debate de una vez, probando nuevas políticas, aprendiendo de otros y formando nuestro futuro sin empleos para minimizar sus insatisfacciones. Nuestros hijos, la generación Z, nos agradecerán por ello.
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