Sobre conquista y colonización del continente americano responda:
Explique las distintas etapas de la MINERIA en la América colonial (SXV a SXVIII)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Condiciones de la minería en la Colonia
Por un espejismo que padeció Europa durante mucho tiempo, los metales preciosos fueron considerados como raíces fundamentales de la riqueza. Si no los hubiese poseído en abundancia, el descubrimiento del Nuevo Mundo no hubiera entusiasmado tanto a los pueblos del Viejo Continente. Tras los metales preciosos vinieron los españoles a México y en su obtención puso luego la Colonia sus mayores esperanzas, las cuales fueron colmadas por la extraordinaria riqueza de sus minas argentíferas. Logróse la opulencia, pero con supeditación a un manantial inestable y corruptor. Las consecuencias de ello han sido padecidas por el país durante largo tiempo.
Consumada la conquista, los españoles concentraron sus esfuerzos en la extracción del oro. Utilizando esclavos e indios de encomienda como mano de obra, explotaron los placeres auríferos conocidos por los naturales. No parece que hayan sido muy abundantes los frutos de esta primera cosecha, pero gracias a ella dispusieron de un medio de cambio que les permitió iniciar tratos mercantiles con la Metrópoli y adquirir ganados, semillas y aperos de labranza para el aprovechamiento de la tierra. Montada en esa riqueza comenzó a marchar la economía neohispana, pues el oro atrajo a quienes lo buscaban indirectamente, es decir, a los comerciantes, los agricultores y los artesanos. El período áureo duró hasta los años iniciales de la cuarta década del siglo XVI, cuando comenzaron a beneficiarse las primeras minas de plata descubiertas en Taxco, que ya en 1532 daban buenos rendimientos. Pequeños hallazgos posteriores en diversas regiones de la Nueva España incrementaron la producción argentífera, hasta que al norte, Zacatecas reveló sus inmensas posibilidades.
Puede decirse que desde que fueron descubiertas sus minas comenzó la gran aventura de la plata. Los fabulosos relatos, en parte confirmados por la realidad, echaron abajo el dique de la sensatez. La "fiebre de la plata" surgió, y ya no la extinguiría nada ni nadie; en grado más o menos alto, según lo cercano o distante que se estuviera del sitio de un descubrimiento sensacional, la padecería la Colonia hasta sus últimos días
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